Revista de descontaminación industrial, recursos energéticos y sustentabilidad.

Para Controlar los Olores

Para Controlar los Olores

En webinar InduAmbiente se abordaron soluciones técnicas para mejorar la gestión de emisiones odoríferas.



El 22 de julio pasado se publicó en el Diario Oficial el anteproyecto de la primera norma que busca reducir las emisiones odoríferas de los planteles porcinos en Chile, la cual se espera que esté lista en el segundo semestre del próximo año.

Los alcances de este hito regulatorio fue parte de lo que se presentó y analizó en el webinar “Gestión de Olores Industriales y Nueva Normativa” desarrollado por InduAmbiente el 19 de agosto.

El evento digital -que contó con el patrocinio del Ministerio del Medio Ambiente y la colaboración de las empresas Serpram y BION- permitió conocer, además, interesantes alternativas tecnológicas y operacionales para que las empresas de diversos rubros que generan olores puedan minimizar sus impactos sobre el medio ambiente y las comunidades cercanas.

Avances de la Estrategia

Durante el encuentro se realizaron tres exposiciones.

En primer lugar, Jessica Salas, Profesional del Departamento de Ruido, Lumínica y Olores del Ministerio del Medio Ambiente, se refirió a los principales avances de la “Estrategia para la Gestión de Olores” impulsada por esta Secretaría de Estado, poniendo énfasis en el anteproyecto de norma para la industria porcina.

La especialista recordó que la mencionada Estrategia, publicada en 2014 y actualizada en 2017, considera cinco líneas de trabajo: regulaciones, levantamiento de información, incremento del conocimiento, coordinación intersectorial y fortalecimiento institucional.
En ese contexto, destacó avances como los siguientes:

• Elaboración de estudios que han permitido identificar las actividades generadoras de olor y recoger antecedentes para la regulación de cinco prioritarias: crianza de cerdos, plantas procesadoras de recursos hidrobiológicos (harina y aceite de pescado), producción de celulosa, plantas de tratamiento de aguas servidas y sitios de disposición final de residuos.

• Inicio del proceso de desarrollo de las normas de emisión para los dos primeros sectores mencionados. “Estas regulaciones las hemos trabajado con una visión común: mejorar el estándar de las empresas”, señaló.

• Capacitaciones sobre medición de olores y tecnologías para mitigarlos, entre otros temas.

• Homologación, a través del Instituto Nacional de Normalización, de normas europeas con metodologías para medir olores (olfatometría dinámica, paneles de campo y otras).

• Publicación, en el año 2017, de una Guía para predecir y evaluar impactos por olor de los proyectos que ingresan al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA).

• Desarrollo de un instructivo para elaborar planes de gestión de olores que orientará a todas las empresas que quieran hacerlo de manera voluntaria. “Lo vamos a publicar pronto en nuestro sitio web del Ministerio (olores.mma.gob.cl)”, anunció.

Norma para Cerdos

Jessica Salas profundizó luego en el anteproyecto de norma de emisión de contaminantes odoríferos en planteles porcinos, que debiera iniciar su proceso de consulta pública ciudadana después que se levante el estado de excepción constitucional en que se encuentra el país debido a la pandemia por coronavirus. En principio, eso ocurriría el 15 de septiembre.

La especialista indicó que esta regulación considera solo a las instalaciones que tengan más de 750 animales, condición que cumplen 99 de las 103 existentes en Chile. “En nuestro país incluso hay planteles que tienen más 400 mil cerdos, mientras que a nivel internacional los más grandes tienen hasta 10 mil animales”, comentó. Agregó que también hay diferencias en cómo se manejan los purines, mezcla de excretas con aguas de lavado, que son la principal causa de los problemas de olor. En Europa, por ejemplo, los planteles son más cerrados y esos residuos se mantienen bajo los pabellones durante casi todo el periodo de crianza; acá, en cambio, se sacan con mayor periodicidad y se almacenan o tratan con sistemas que difieren bastante entre los planteles, por lo que a través de la norma se busca establecer un piso operacional y tecnológico en el sector.

En ese contexto, enfatizó que el anteproyecto busca “controlar la emisión de olor con la mejor tecnología disponible para proteger a la comunidad cercana disminuyendo las emisiones que perciben”. Para eso, la propuesta de norma establece porcentajes de reducción odorante en fuentes como las lagunas de purines y los pabellones, y plantea límites de emisión de olor percibidos por el receptor, diferenciando entre los criaderos existentes y los nuevos. Además, exige a todos reportar sus prácticas operacionales, para asegurar que cuenten con procedimientos estandarizados y planes para prevenir contingencias y emergencias.

Esa estructura general de exigencias se pretende aplicar y adecuar a los otros sectores que serán regulados.

Jessica Salas resaltó, además, que según el análisis general del impacto económico y social (AGIES) realizado por el MMA, la futura norma para el sector porcino beneficiará a unas 160 mil personas ubicadas principalmente en zonas rurales de las regiones Metropolitana, O’Higgins y Maule. Asimismo, se estima que los beneficios económicos para las empresas son mayores a los costos que tendrán las medidas para cumplir con las exigencias, especialmente en los planteles más pequeños. De esta manera, aseguró que el “anteproyecto de norma es socialmente rentable” e instó a los interesados a participar en la consulta pública que recogerá las observaciones a analizar durante la elaboración del proyecto de norma definitiva.

Visión Industrial

A continuación, Daniela Álvarez, Jefa del Departamento de Sostenibilidad de la Asociación Gremial de Productores de Cerdos de Chile (Asprocer), abordó los desafíos que plantea la regulación de olores para este sector y dio cuenta de algunas medidas implementadas para mejorar el control de estas emisiones, lo que en algunos casos puede servir como referencia para otros rubros.

En ese contexto, indicó que Asprocer reúne a 21 empresas (4 grandes y 17 pymes) con planteles entre la V y IX regiones, que generan el 90% de la producción nacional de carne de cerdo que es la segunda más producida y la más exportada en el país.

Añadió que entre 2000 y 2018, los asociados invirtieron US$ 150 millones para mejorar la gestión ambiental, lo que ha permitido reducir en un 31% la emisión de gases de efecto invernadero. Gran parte de la inversión se ha destinado a mejorar el manejo de los purines, un 64% de los cuales hoy se tratan con sistemas secundarios como lodos activados (48%), lagunas anaerobias (21%), separación de sólidos (15%), biodigestores (13%) y lombrifiltros (3%). Esto permite recuperar agua y nutrientes para la alimentación de rumiantes, la fertilización y fertirrigación de cultivos, así como biogás para abastecimiento energético.

Luego, Daniela Álvarez planteó algunos aspectos que, a juicio de Asprocer, debiera recoger la próxima norma:

• Considerar todas las actividades generadoras de olor que comparten un mismo territorio, ya que muchas veces los planteles de cerdo conviven con productores de aves o plantas de compostaje, entre otras.

• Desarrollo e implementación gradual de los requisitos, considerando instrumentos de apoyo para las empresas más pequeñas.

• Costo-eficiencia en las inversiones, verificación del cumplimiento y fiscalización de las exigencias. Al respecto, expresó preocupación por los 128 millones de dólares de inversión en cuatro años que plantea el AGIES y también por los costos que el anteproyecto traspasa a los titulares en materia de fiscalización.

• Establecer límites de emisión diferenciados para zonas rurales y urbanas, tal como ocurre en países con mayor producción que Chile y que cuentan con buenas regulaciones. En Holanda o Dinamarca, “los límites más estrictos, como los que están planteados en el anteproyecto, se exigen más para zonas urbanas. Es algo que estamos revisando y vamos a hacer una propuesta al Ministerio porque la zona rural requiere un tratamiento diferente”, acotó.

• Restringir la construcción de viviendas cercanas a planteles de cerdos. “Es importante que en esta norma abordemos de alguna manera la planificación del territorio, siguiendo guías internacionales como la alemana que establece objetivos de cumplimiento no a un solo sector sino de manera transversal, incluyendo a las viviendas, incorporando a todos los sectores desde un inicio en un plan que permita la coexistencia”, planteó.

Con relación a esto, Jessica Salas comentó que el tema de ordenamiento territorial se está trabajando a través de la coordinación intersectorial incluida en la Estrategia. Al mismo tiempo, aclaró que debiera ser materia de una ley, por lo que no se podría abordar en una norma de emisión. “Lo que sí hemos hecho es abordar el tema con otras instituciones como el Ministerio de Vivienda y algunos municipios”, señaló.

AirAdvance: Modelación Continua

La última charla del webinar presentó algunas herramientas técnicas para la gestión adecuada de las emisiones odoríferas, poniendo énfasis en la modelación continua de olores, como base para cumplir las regulaciones. El tema fue desarrollado por Héctor Guzmán, Senior Business Developer de Serpram, compañía del grupo Suez Chile especializada en el desarrollo de soluciones para el control de emisiones atmosféricas, con miras a dar sustentabilidad a las actividades industriales y resguardar la calidad de vida de las comunidades y el entorno.

La exposición mostró el enfoque integral con que esta empresa ayuda a distintos sectores a resolver sus problemas de olores.

Esto comienza con un diagnóstico de la situación por medio del monitoreo de las emisiones a través de estaciones meteorológicas y microsensores instalados en puntos estratégicos. La siguiente etapa considera la remediación y tratamiento para reducir las emisiones, para lo cual Serpram dispone de una amplia gama de tecnologías: filtros de carbón activado, scrubbers químicos, sistemas biológicos y cubiertas fotocatalíticas, entre otros.

A la implementación de alguna de estas soluciones, le sigue el monitoreo continuo de las emisiones, con miras a retroalimentar y optimizar el proceso. “Eso genera beneficios para las comunidades porque se puede registrar lo que produce impacto en ellas, y para las empresas que pueden verificar cuáles son las mejores vías para minimizar sus emisiones” y cumplir con normas como la planteada para el sector porcino, subrayó Guzmán.

Para esto, Serpram cuenta con una plataforma denominada AirAdvance, la cual “permite modelar y predecir el comportamiento de las emisiones, considerando la meteorología y los procesos productivos que generan los olores. Este sistema monitorea en tiempo real, con alto grado de precisión y hace posible la toma de decisiones para minimizar el impacto en la población”.

El ingeniero añadió que “la arquitectura de esta herramienta considera distintos módulos que van desde el más básico, que permite visualizar lo que está ocurriendo en el entorno, hasta el más desarrollado que puede proyectar en el tiempo el potencial impacto de una actividad en las comunidades aledañas y anticipar medidas para su control”.

AirAdvance trabaja integrando los datos provenientes de diversas unidades de monitoreo y sensores no solo de olores, sino también de distintos gases, material particulado, ruido y variables meteorológicas. A eso puede sumar modelos de dispersión para “generar plumas de dispersión, considerando las características de la emisión, las condiciones de la atmósfera y del terreno”. En dicha pluma es posible visualizar líneas de isoconcentración, que muestran la cantidad de unidades de olor perceptibles en cada punto, como también identificar algunos receptores sensibles a los cuales se pueden asociar alarmas. En su módulo más avanzado, AirAdvance proyecta el desplazamiento de la pluma (dispersión predictiva) en un periodo determinado, como 24, 48 o 72 horas.

Héctor Guzmán recalcó que a través de esta herramienta Serpram busca, en definitiva, “entregar información adecuada y veraz tanto a las empresas como a las comunidades”, no solo para el cumplimiento de las normas sino para contribuir a mejorar la calidad de vida de las personas.

Artículo publicado en InduAmbiente N° 165 (julio-agosto 2020), págs. 54 a 57.