Revista de descontaminación industrial, recursos energéticos y sustentabilidad.

Solución Compostable

Solución Compostable

Los bioplásticos apuntan a reducir, desde la cadena productiva, la generación de residuos plásticos.



En agosto de 2018, con la entrada en vigencia de la ley 21.100, Chile se convirtió en el primer país latinoamericano en prohibir la entrega de bolsas plásticas en todo tipo de establecimientos comerciales.

Este hito es parte de los esfuerzos que se están dando en el país para disminuir la abundante presencia de residuos de este material en el medio ambiente. En efecto, se estima que 8 millones de toneladas de plástico acaban en el océano cada año, lo que equivale a vaciar un camión de basura por minuto.

Los avances en esa dirección han continuado. En abril de 2019 se firmó el Pacto Chileno de los Plásticos, iniciativa liderada por Fundación Chile con el fin de impulsar un modelo que mantenga este material en uso y así evitar que sea desechado al medio ambiente.

En junio de ese mismo año, también se publicó el anteproyecto de decreto que fija metas de recolección y valorización de envases y embalajes, incluidos los de material plástico, en el marco de la implementación de ley de Responsabilidad Extendida del Productor (REP).

Actualmente, además, se tramita en el Congreso Nacional un proyecto de ley para regular los plásticos de un solo uso. Es decir, aquellos que se entregan en establecimientos de expendio de alimentos, ya sea para consumirlos en el mismo recinto, para servicio al paso o bien despacho a domicilio. En esa categoría se encuentran artículos como tenedores, cuchillos, vasos, cucharas y bowls, que se reparten en restoranes, fuentes de soda, locales de comida rápida y de delivery. Esta última modalidad ha mostrado un crecimiento sostenido: solo en 2018 se registraron cerca de 170 millones de pedidos de comidas a restaurantes y locales de venta de alimentos, con entrega a domicilio.

Plásticos Certificados

El mencionado proyecto de ley tiene como objetivo “proteger el medio ambiente y disminuir la generación de residuos, mediante la limitación en la entrega de productos de un solo uso en negocios de expendio de alimentos, el fomento a la reutilización y la certificación de los plásticos de un solo uso, y la regulación de las botellas plásticas
desechables”.

Con ese propósito, introduce la obligatoriedad de entregar utensilios fabricados de
“plástico certificado”, definiendo este concepto como un “plástico compuesto total o parcialmente por materias producidas a partir de recursos renovables, diseñado para ser compostado a nivel domiciliario”.

Para entrar en esa categoría, los plásticos deberán cumplir con una serie de requisitos, que se señalarán en el futuro reglamento de la ley. Así, este documento “deberá precisar, al menos, la temperatura y el plazo necesario para su debida biodegradación, el que en ningún caso podrá ser superior a un año. Además, deberá indicar el porcentaje mínimo de materias producidas a partir de recursos renovables que debe incorporar en su composición, el que no podrá ser inferior a 20%”.

Tres Grupos

No obstante, es necesario tener claros los conceptos desde el principio. Así lo estima Marcos Segal, Presidente del Comité de Economía Circular de la Asociación Gremial de Industriales del Plástico (ASIPLA), quien en octubre participó en un webinar sobre este tema, organizado por la entidad.

A nivel mundial se generan anualmente 360 millones de toneladas de plásticos. Este volumen abarca tanto las variantes tradicionales (elaborados a partir de petróleo o el gas
natural, como PET y polietileno), como también los bioplásticos o, también llamados, plásticos biobasados.

De esta forma, agrega el experto, los bioplásticos agrupan a una “gran familia de resinas y materiales que pueden, aunque no necesariamente, ser de base biológica”. Por lo tanto, pueden tener origen renovable y a la vez ser biodegradables o, también, presentar esta propiedad, sin tener procedencia natural. De ahí, que el concepto de bioplástico reviste cierta complejidad.

Según el especialista, dentro de esta amplia clasificación hay tres grandes grupos. El primero corresponde a los plásticos biobasados, que comprenden polímeros originados
a partir de recursos renovables. Es decir, resinas o productos derivados de la biomasa o materia orgánica procedente de plantas: “A partir de eso, generamos materias primas que son compostables, pero a veces pueden no ser compostables y, por ende, no biodegradables”.

Un segundo grupo son los plásticos biodegradables. En este caso, indica Segal, se refiere a polímeros de origen renovable o sintético, “capaces de transformarse en dióxido de carbono, agua y biomasa (compost) en un plazo determinado, sin ayuda de aditivos artificiales”.

Finalmente, están los bioplásticos no biobasados, que consisten en polímeros originados en hidrocarburos, pero que sí son compostables. En suma, concluye Marcos Segal, “bioplástico se refiere a algo cuyo origen es renovable o que su fin de vida es compostable”. Tomando en cuenta esto, el proyecto de ley considerará, como materia prima para la fabricación de productos con “plásticos certificados”, los bioplásticos renovables y también no renovables, pero que sean compostables.

A nivel de su aplicabilidad, lo que se está usando en la cadena productiva son combinaciones de bioplásticos no renovables, PBS y PBAT, y de los renovables, PLA y mezcla de almidones. “A partir de la mezcla de este tipo de resinas y aditivos se generan compuestos que constituyen la materia prima certificada para fabricar productos plásticos compostables”, precisa el experto de ASIPLA. Algunos de estos insumos son Mater-Bi, Corbion, Topcolor, Ingeo (PLA), Ecovio y los biopolímeros. Con ellos se producen botellas, vasos y cajas de colación, entre otros artículos.

Mercado

De los 360 millones de toneladas de plástico que se producen al año, 2,2 millones de corresponden a bioplástico. Es decir, tan solo un 0,5% del total, que se utiliza para producir alternativas destinadas a reemplazar envases y embalajes primarios de alimentos.

No obstante, de ese porcentaje, solamente el 56% (1,1 millón de toneladas) son materiales compostables, mientras que el 44% restante corresponde a biobasados no biodegradables. En cuanto a distribución de mercado, cuatro tipos de resinas bioplásticas concentran la mayor parte. En primer término, los compuestos PBAT y PBS, que son de origen no renovable. Entre ambos suman un tercio de la producción mundial de bioplásticos compostables a nivel industrial y domiciliario. Asimismo, están las resinas PLA y starch blends, que ocupan otros dos tercios del total.

Recomendaciones

El proyecto de ley para regular los plásticos de un solo uso nació a partir de una idea planteada por las ONGs Oceana y Plastic Oceans a un grupo de senadores. Comenzó su tramitación en mayo de 2019, en julio de este año fue aprobado por la Cámara Alta y pasó a su segundo trámite en la Cámara de Diputadas y Diputados, donde hoy se analiza en la Comisión de Medio Ambiente y Recursos Naturales.

Respecto a su contenido, Marcos Segal afirma que “nuestra recomendación es poner el foco en el fin de vida de los productos y asegurar su compostabilidad, sea ésta de forma domiciliaria o industrial”. Además, la entidad gremial sugiere reemplazar el término “plásticos certificados” por la expresión “plásticos compostables biobasados”, por ser técnicamente más precisa.

En términos de objetivos, ASIPLA propone fijar un aumento gradual de material biobasado en la composición de los productos, comenzando por un 20% a 2022, hasta llegar a un 50% al año 2050. “Como asociación, nos parece una exigencia alta pero cumplible en el tiempo, pues hoy ya existen algunos productos que contienen un 20% de material renovable y, claramente, la tendencia será aumentar la cantidad de resinas plásticas renovables en estos compuestos, para producir productos plásticos compostables”,
concluye el ejecutivo.

De “Botella a Botella”

El proyecto de ley también considera la situación de las botellas plásticas desechables de PET. Al respecto, el texto señala que estos productos -comercializados o no en establecimientos de expendio de alimentos- “deberán estar compuestas por un porcentaje de plástico que haya sido recolectado y reciclado dentro del país”, en las proporciones que determine el futuro reglamento de la legislación.

En este tema, ASIPLA sugiere apoyar la transición hacia la circularidad de este tipo de envases, a través de la implementación de la tecnología “Botella a Botella”, que permite incorporar PET reciclado en nuevos envases de bebidas, jugos y agua, entre otros.

Artículo publicado en InduAmbiente N° 167 (enero-febrero 2021), págs. 62-65.