Revista de descontaminación industrial, recursos energéticos y sustentabilidad.

El Reto Electrónico

El Reto Electrónico

¿Qué ocurre en América Latina con la gestión y el reciclaje de los residuos electrónicos y eléctricos?



A la Gran Muralla China se la considera, por amplia ventaja, como la mayor construcción humana de la historia. No en vano tiene más de 21 mil kilómetros de longitud, considerando sus ramificaciones y edificaciones secundarias. ¿Podrá haber algo más voluminoso? Sí, el acumulado de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE) generados en tan solo un año, de acuerdo al foro WEEE, asociación formada por los principales sistemas de Responsabilidad Ampliada del Productor (RAP) para la gestión de estos desechos en todo el mundo.

Según el Monitor Mundial de Residuos Electrónicos de la ONU, en 2021 se produjeron en torno a 57,4 millones de toneladas métricas de basura electrónica a nivel global. Lo anterior, principalmente, por los altos niveles de consumo y los ciclos de vida cortos y las pocas opciones de reparación de estos artefactos.

Si no se adoptan medidas con celeridad, se espera que la cantidad de RAEE se duplique para 2050, sobre todo por la obsolescencia programada de los equipos.

El informe de la ONU plantea la amenaza que esto supone para la sustentabilidad ambiental del planeta y, por cierto, para la salud de las personas, toda vez que en los dispositivos eléctricos y electrónicos pueden encontrarse hasta 69 elementos químicos, incluidos materiales potencialmente tóxicos como plomo, cadmio, mercurio, cromo, arsénico y antimonio.

Estudios han revelado, por ejemplo, que un solo tubo de luz fluorescente puede contaminar 16 mil litros de agua; una batería de níquel-cadmio, usada en telefonía móvil, unos 50 mil litros; y un televisor hasta 80 mil litros del recurso.

En América Latina

El último informe elaborado en el marco del proyecto de la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI) sobre residuos electrónicos en América Latina y el Caribe es lapidario: sólo el 3% de los residuos electrónicos de esta zona del planeta se recoge a través de canales formales y se trata de manera ambientalmente racional. "No hay certeza sobre el 97% restante, que puede incluir 1.700 millones de dólares en materiales recuperables al año", revela el documento.

La iniciativa ayuda a 13 países, incluido Chile, a afrontar los retos de una adecuada gestión de los residuos eléctricos y electrónicos en la región, con actividades de desarrollo de capacidades, sensibilización, asesoramiento sobre políticas y reglamentos, participación pública y mejora de las instalaciones de reciclado, principalmente.

"Los residuos electrónicos constituyen uno de los flujos de residuos físicos de más rápido crecimiento en el entorno mundial actual y son una amenaza para el desarrollo sostenible", advierte el reporte.

Ahí se precisa que los residuos electrónicos aumentaron en los 13 países involucrados en un 49% entre 2010 y 2019, de manera similar a la media mundial, pero solo el 3% se recogió y gestionó de forma segura, bien lejos del 17,4% del promedio mundial. "Mientras que los recicladores informales seleccionan algunos elementos valiosos de los residuos de aparatos electrónicos y eléctricos, la mayor parte del 97% restante se gestiona de forma inadecuada", señala.

En 2019, los RAEE generados por 206 millones de ciudadanos en esos 13 países alcanzaron 1.300.000 toneladas (de las cuales casi el 30% era plástico), "lo que equivale al peso de una línea de 670 km de camiones de 40 toneladas completamente cargados. La cifra comparable en 2010 fue de 900 mil toneladas, generadas por unos 185 millones de ciudadanos", acota el informe.

El documento indica, además, que las sustancias peligrosas de los residuos electrónicos de la zona comprenden al menos 2.200 kg de mercurio, 600 kg de cadmio, 4,4 millones de kg de plomo, 4 millones de kg de retardantes de llama bromados y 5,6 megatoneladas de gases de efecto invernadero (debido a los refrigerantes).

Según el estudio, "existe una mala gestión de estas sustancias en la región y es probable que no se traten, generando diversos riesgos para la estabilidad de un medio ambiente sano".
También se estima que los RAEE que produjo la región en 2019 contenían un gran valor económico: 7.000 kg de oro, 310 kg de metales de las tierras raras, 591.000 kg de hierro, 54.000 kg de cobre y 91.000 kg de aluminio, lo que equivale a unos 1.700 millones de dólares de materias primas secundarias.

Marcos Legales

En algunos países participantes en el proyecto de la ONUDI existen marcos legales y reglamentarios para la gestión de residuos, "pero sólo Costa Rica, Ecuador y Perú han instaurado una legislación específica para los residuos electrónicos y sistemas RAP centrados en la regulación de los residuos electrónicos", destaca el reporte.

Expresa, asimismo, la necesidad de que todos los países de la región introduzcan y apliquen un marco jurídico y político sólido centrado en la gestión ambientalmente racional de los residuos electrónicos y los contaminantes orgánicos persistentes (COP) que contienen. O bien, supervisen y refuercen los sistemas existentes para hacerlos más eficientes y eficaces.

Agrega que el desarrollo de políticas es uno de los pilares de la intervención de la ONUDI en materia de residuos electrónicos en América Latina, con dos nuevas propuestas de política presentadas, y otras cuatro en desarrollo. Además, en el marco del proyecto, dos países están redactando enmiendas a la normativa existente y se está apoyando un nuevo proyecto de ley sobre residuos electrónicos.

Algunos Países

En relación a Chile, el informe señala que durante el año 2019 se introdujeron en el mercado unas 282.400 toneladas de aparatos eléctricos y electrónicos, generándose 213.810 toneladas de RAEE. De esos desechos, la gran mayoría terminó en rellenos sanitarios y solo un 4,1% se recicló, muy lejos de las tasas promedio de los demás países de la OCDE. Ante ese escenario, el Ministerio de Medio Ambiente fijó una meta de reciclaje de un 45% para estos residuos en un plazo de una década desde la entrada en vigencia del decreto que establece metas para su recolección y valorización en el marco de la Ley REP. El anteproyecto de esta regulación se publicó y sometió a consulta pública en el primer semestre de 2022.

Respecto a otros países en particular, el estudio señala que Brasil lleva la delantera en la generación de RAEE, con una proyección al año 2021 de 2,26 millones de toneladas; en tanto que Argentina produjo en torno a 480 mil toneladas en ese mismo periodo. En el país trasandino no existe una legislación específica sobre la materia, aunque ocho provincias cuentan con una normativa local.

En Colombia y Perú, en tanto, la generación de basura tecnológica habría superado las 340 mil y 217 toneladas, respectivamente, en 2021.


DATO:

13
Países participan en el proyecto ONUDI sobre residuos electrónicos de América Latina y el Caribe: Argentina, Bolivia, Chile, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá, Perú, Uruguay y Venezuela.

Artículo publicado en InduAmbiente n° 180 (enero-febrero 2023), páginas 78 a 80.