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Descubren en la Antártica bacterias hiper resistentes que podrían significar un riesgo sanitario

Descubren en la Antártica bacterias hiper resistentes que podrían significar un riesgo sanitario

Científicos de la U. de Chile concluyeron que microorganismos presentes en la Península del continente blanco poseen alta capacidad de resistencia a efectos de los antibióticos.



Miércoles 25 de mayo de 2022.- Investigadores de la Universidad de Chile descubrieron bacterias hiper resistentes en la Antártica, que a la larga podrían representar riesgos sanitarios a nivel global. A través de un estudio realizado en 2017 y 2019, un equipo científico estudió los microorganismos que habitan los suelos de la Península Antártica, su potencial como fuente de genes de resistencia a antibióticos y de virulencia, y el impacto que tendría el cambio climático sobre esas comunidades microbianas.

Los expertos de la Casa de Bello recorrieron distintos puntos de la Península Antártica, recolectando muestras de suelo para estudiar las comunidades microbianas que habitan este inhóspito y misterioso rincón del mundo. Pese a las condiciones ambientales extremas, el estudio -publicado en la prestigiosa revista Science of the Total Environment- reveló la enorme diversidad de microorganismos presente en esos terrenos.

Sin embargo, el asombro de los científicos fue aún mayor al descubrir que muchas de las bacterias encontradas en las muestras poseen adaptaciones y capacidades sorprendentes. Entre ellas, ser altamente resistentes al efecto de múltiples clases de antibióticos y a otras sustancias tóxicas.

El Dr. Andrés Marcoleta, académico de la Facultad de Ciencias de la U. de Chile, quien trabajó en esta investigación junto a la Dra. Rosalba Lagos y la Dra. Macarena Varas, entre otros investigadores, señala que estas capacidades de resistencia podrían ser adquiridas por parte de bacterias patógenas -que causan enfermedades-, situación que implicaría serios problemas sanitarios a nivel global.

Según explica, parte de estos verdaderos “superpoderes”, desarrollados en el proceso evolutivo para resistir a las condiciones extremas en las que estos microorganismos habitan, están contenidos en “fragmentos móviles” de ADN, lo que permitiría su fácil transferencia a otras bacterias. “Por lo tanto, parece no ser descabellada la idea de que estos genes puedan eventualmente llegar a bacterias que causen infecciones en humanos u otros animales, otorgándoles mayores capacidades de resistencia”, afirma.

Así, sostiene que los “genes de resistencia” podrían fortalecer a otros patógenos con los que entren en contacto y así favorecer la proliferación de enfermedades infecciosas a futuro.

Pseudomonas y Polaromonas

El profesor Marcoleta detalla que un grupo de bacterias de especial interés son las Pseudomonas, “conocidas por adaptarse a vivir en muchos ambientes diferentes y presentar alta resistencia a todo tipo de condiciones extremas y sustancias tóxicas. Algunas de ellas causan infecciones en humanos y son responsables de enfermedades graves, como la fibrosis quística”. Agrega que el estudio indicó que “las Pseudomonas son uno de los grupos predominantes en los suelos de la Península Antártica y que varias de ellas presentan resistencia a una gran cantidad de antibióticos de diferentes clases”.

No obstante, aclara el científico, “todo indica que dichas Pseudomonas antárticas no son patógenas, pero sí podrían actuar como una fuente de genes de resistencia y ser transferidas con relativa facilidad a Pseudomonas patogénicas”.

Por otra parte, señala que un grupo de genes de resistencia especialmente relevantes “son los que permiten a las bacterias producir enzimas que degradan o inactivan ciertos tipos de antibióticos”. En esa línea, el trabajo permitió identificar, en bacterias antárticas del grupo Polaromonas, enzimas con el potencial de inactivar antibióticos de tipo beta-lactámicos, los cuales son fundamentales para el tratamiento de distintas infecciones.

Aplicaciones biotecnológicas y cambio climático

El conocimiento de estos microbios, además, permite desarrollar numerosas aplicaciones biotecnológicas para, por ejemplo, adelantarse a posibles riesgos en el ámbito sanitario a futuro. Por lo mismo, sostiene que “conocer detalles sobre los genes de resistencia presentes en la Antártica y otros ambientes con alta diversidad microbiana podría guiar el diseño de posibles nuevos antibióticos que vengan ‘preparados’ para superar dichos mecanismos de resistencia presentes en reservorios de ambientes naturales”.

El deshielo de los polos es una de las consecuencias inmediatas más conocidas del cambio climático, un fenómeno que -entre otros aspectos- expone microorganismos o información genética que permaneció aislada, congelada o enterrada por millones de años a un mayor contacto con humanos, animales y otros organismos. “Ahora sabemos que en los suelos de la Península Antártica, una de las zonas polares más impactadas por el deshielo, habita una gran diversidad de bacterias, y que parte de ellas constituye una fuente potencial de genes ancestrales que confieren resistencia a antibióticos”, puntualiza Marcoleta.

Agrega que, “en un escenario posible, dichos genes podrían salir de este reservorio y propiciar el surgimiento y proliferación de enfermedades infecciosas”.

Por otro lado, detalla el investigador, “sabemos que existe un tránsito cada vez más frecuente y masivo de personas entre la Península Antártica y el resto del mundo, principalmente, a través de Chile. Esto genera potenciales oportunidades de contacto entre microorganismos que colonizan o infectan humanos y aquellos que habitan naturalmente los suelos del continente blanco”. Lo anterior, respecto a las condiciones que podrían significar un mayor riesgo de traspaso de las propiedades de resistencia detectadas.

El objetivo del grupo de investigación, concluye el Dr. Marcoleta, no es causar alarma, sino transmitir la importancia de estudiar los microorganismos antárticos y sus potenciales impactos sobre el planeta.