Revista de descontaminación industrial, recursos energéticos y sustentabilidad.

Proponen política pública para dar trazabilidad a contaminantes emergentes en el agua

Proponen política pública para dar trazabilidad a contaminantes emergentes en el agua

Estudios científicos revelan que residuos "invisibles" como antibióticos, fármacos, cosméticos u otros de origen industrial llegan a ríos, mares e incluso al agua potable.



Lunes 8 de septiembre de 2025.- Por desgracia, botellas, bolsas y redes plásticas flotando en ríos y mares se han vuelto parte del paisaje cotidiano. Aunque la conciencia ambiental ha avanzado, aún existe una amenaza invisible de la que poco se habla: los contaminantes emergentes, que son compuestos que se filtran silenciosamente en nuestras aguas.

Se trata de residuos como fármacos, pesticidas, microplásticos y otros compuestos químicos que, según explica el investigador del Solar Energy Research Center, SERC Chile y director del grupo WATER, Ricardo Salazar-González, "están contaminando las fuentes de agua de manera alarmante. Estas sustancias son ignoradas en los sistemas de monitoreo y regulación actuales, y requieren una atención meticulosa debido a sus efectos potenciales en el ecosistema acuático y, por ende, en la salud humana".

El también académico UC recalca que "todos los productos que consumimos o usamos diariamente contienen compuestos químicos que tarde o temprano terminan en el agua. Se infiltran, se acumulan y no los medimos".

Sin ir muy lejos, durante 2024, la industria salmonera chilena utilizó 351,1 toneladas de antimicrobianos, según datos oficiales de Sernapesca. De ese total, más del 98?% fue administrado en la fase de cultivo en agua de mar, considerando un aumento de 10,8% respecto de 2023, lo que agrava su potencial impacto ambiental.

"Estamos hablando de un cóctel de antibióticos de alta concentración que liberamos en los ecosistemas costeros sin tener claridad sobre sus consecuencias a largo plazo. No sólo promovemos la resistencia bacteriana, sino que tampoco tenemos mecanismos para rastrear lo que sucede después", señala Salazar-González

Ante esto, hace hincapié en que "no basta con mejorar las prácticas productivas. Se requiere un marco normativo robusto que establezca límites claros, metas de reducción, transparencia obligatoria y, sobre todo, vigilancia ambiental. Hoy, en Chile no existe una red sistemática ni un mandato legal para monitorear antimicrobianos ni genes de resistencia en cuerpos de agua, ya sean continentales o marinos. Tampoco se exige evaluar su presencia en sedimentos ni en la fauna nativa".

Dentro de estos contaminantes emergentes también están los microplásticos, englobando restos de cosméticos, fibras sintéticas de ropa y desechos de la industria automotriz, entre muchos otros. Y como advierte Salazar-González, "el problema no es sólo que están en todas partes, sino que persisten. Estas partículas actúan como vectores de contaminantes químicos como pesticidas, fármacos y metales pesados, así como de microorganismos patógenos. Incluso pueden interferir en los procesos de tratamiento de aguas residuales, transportando genes de resistencia antimicrobiana y desafiando la eficacia de nuestras tecnologías actuales".

Como parte del desafío de regular estos contaminantes y medir su impacto en los ecosistemas, el equipo de investigadores encabezado por Ricardo Salazar-González trabaja en una propuesta legislativa impulsada desde SERC Chile, en conjunto con la Pontificia Universidad Católica de Chile, el Centro de Políticas Públicas (CPP) y el Centro de Derecho y Gestión de Aguas (CDGA). La iniciativa busca crear una Red Nacional de Vigilancia Ambiental de Antimicrobianos, articulada bajo el enfoque: Una Salud.

Esta red permitiría monitorear de forma sistemática aguas residuales, ríos, zonas de cultivo intensivo y ambientes marinos, entregando por primera vez trazabilidad ambiental a lo que hoy fluye sin control. "No basta con mejorar las prácticas productivas. Si no medimos lo que liberamos al medio ambiente, nunca podremos gestionarlo. La ciencia ya está; ahora es el turno de la política", enfatiza el investigador

Potencial solar

Según las investigaciones que ha realizado Salazar-González junto a otros académicos, los procesos de oxidación avanzada electroquímica (EAOP) dan una esperanza. A través de esta tecnología y radiación solar han logrado eliminar contaminantes emergentes y desinfectar aguas contaminadas en escenarios reales.

"Las aguas se pueden descontaminar mediante fotoquímica solar. O sea, aprovechamos la radiación UV del sol, que ayuda a generar especies oxidantes y degradar los contaminantes presentes en el agua. Por otro lado, la energía solar se puede utilizar para alimentar energéticamente el sistema de tratamiento de aguas haciéndolo más eficiente", revela el especialista.

Añade: "En uno de nuestros últimos trabajos logramos eliminar los contaminantes emergentes presentes en aguas reales y, al mismo tiempo, conseguimos la desinfección del agua. Es decir, es 100% efectivo para degradar compuestos químicos recalcitrantes y microorganismos patógenos", asegura Salazar-González.

Cabe destacar que los fotoreactores solares son de bajo costo y el tamaño se puede adaptar a la necesidad del volumen que se desea tratar. "Y desde el punto de vista energético, es posible aprovechar la energía solar fotovoltaica para alimentar el sistema con energía solar", comenta el investigador.