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Detectan contaminación por microplásticos en estuarios de Lenga y Tubul-Raqui en el Biobío

Detectan contaminación por microplásticos en estuarios de Lenga y Tubul-Raqui en el Biobío

Aunque las concentraciones son bajas en comparación con estuarios altamente industrializados del mundo, los científicos lo interpretan como una "advertencia temprana" que exige acciones preventivas para proteger estos ecosistemas vitales para la biodiversidad y la economía local.



Miércoles 12 de noviembre de 2025.- La contaminación por plásticos es uno de los mayores desafíos ambientales globales. Millones de toneladas de residuos se degradan en el océano hasta convertirse en microplásticos, partículas de menos de 5 milímetros que invaden cada rincón marino desde la columna de agua hasta los sedimentos del fondo.

Un estudio pionero en Chile, publicado en la revista Environments, confirmó la presencia de estas partículas en los sedimentos de dos estuarios de la región del Biobío: Lenga y Tubul-Raqui.

La investigación, liderada por el Instituto Milenio en Socio-Ecología Costera (SECOS) en colaboración con la Universidad de Concepción (UdeC) y la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI), buscaba llenar un vacío crucial en la ciencia local.

Según el investigador de SECOS y docente de la Facultad de Ciencias Ambientales UdeC, Dr. Ricardo Barra Ríos, la motivación fue clara: "La investigación sobre microplásticos ha dejado de lado el estudio de los estuarios, ecosistemas importantes en la interfaz entre el continente y el mar. Quisimos verificar si la intensidad de la intervención humana se refleja en los niveles de contaminación en los sedimentos, que representan una escala de contaminación más prolongada en el tiempo. Este es el primer reporte de microplásticos en sedimentos estuarinos en Chile".

Dos realidades, un problema común

Los estuarios de Lenga y Tubul-Raqui representan escenarios contrastantes. Lenga, en la Bahía de San Vicente, está altamente industrializado, mientras que en Tubul-Raqui predomina la pesca artesanal. Los resultados reflejaron esta diferencia: Lenga registró una abundancia significativamente mayor (106,9 partículas por kilo de sedimento) que el de Tubul-Raqui (49,3 partículas) en la cantidad de microplásticos.

El estudio identificó fibras, fragmentos, espumas y películas como los tipos de microplásticos más comunes. Un análisis con espectroscopía infrarroja (FTIR) reveló la "huella digital" química de estos polímeros, descubriendo perfiles distintos en cada estuario.

Mediante análisis de espectroscopía infrarroja (FTIR), los investigadores identificaron la composición de los polímeros presentes. En Lenga, predominó el poliamida (PA), representando el 35% del total, seguido de poliéster y poliuretano, todos materiales comunes en ropa técnica, redes de pesca y materiales industriales. En Tubul-Raqui, en cambio, el polímero más abundante fue el cloruro de polivinilo (PVC), utilizado ampliamente en cañerías, envases y materiales de construcción.

¿Bajas concentraciones: buena noticia o advertencia?

Aunque las concentraciones son decenas de veces menores que las reportadas en estuarios de regiones como China, India o Francia, donde los niveles pueden superar las 1000 partículas por kilo, las diferencias responden tanto al nivel de desarrollo industrial como a factores locales como el tipo de sedimento, las corrientes, la pluviosidad o el manejo de residuos. En este sentido, los investigadores coinciden en que esto no es una buena noticia, sino una advertencia temprana.

Para Barra, también director del Centro EULA-UdeC, "esto representa una advertencia temprana. Debemos investigar ahora qué provoca en los organismos que viven en el estuario esta contaminación. El llamado es a prevenir, a mejorar el manejo de los desechos plásticos".

El académico de la UAI e investigador del SECOS, Marco Lardies, añade una capa de urgencia: "Aunque los niveles son menores, este estudio y otros recientes muestran que los estuarios del centro-sur de Chile actúan como reservorio y fuente estacional de microplásticos, con aumentos de hasta 20 veces en invierno. Esto indica que la contaminación aún es incipiente, pero existe un riesgo creciente si no se implementan medidas de mitigación locales".

Añade que este tipo de contaminación por microplásticos "puede afectar directamente a las especies bentónicas y pesqueras al ser ingeridos o alterar su hábitat. Estas partículas modifican la estructura del sedimento y los ciclos biogeoquímicos esenciales. Polímeros como PVC y poliamidas pueden liberar aditivos tóxicos y metales pesados, actuando como vectores de contaminantes a lo largo de la red trófica".

Llamado urgente a la prevención

Dado que los microplásticos provienen en gran medida de la fragmentación de plásticos mayores, su eliminación del ambiente es prácticamente imposible. Por eso, los autores enfatizan la importancia de prevenir su ingreso, reforzando la gestión de residuos, promoviendo la reducción del plástico de un solo uso y fomentando nuevas políticas públicas.

"El tema de la contaminación con plásticos va más allá del manejo de desechos: se trata de un material con múltiples aplicaciones, pero que debe ser diseñado para tener una mejor disposición final. Debemos avanzar hacia un mejor uso del material, eliminar los usos no esenciales y mejorar su reciclabilidad desde el diseño. No es imposible, pero requiere voluntad tecnológica y política", plantea Barra.

Chile ha avanzado en esta materia con leyes que restringen las bolsas plásticas y regulan los plásticos de un solo uso, como la Ley 21.368, además del marco de Responsabilidad Extendida del Productor (REP). Sin embargo, los investigadores sostienen que aún faltan medidas específicas para los ecosistemas costeros, donde los impactos pueden extenderse a la biodiversidad y la salud humana.

"Incluso en zonas de baja industrialización, como Tubul-Raqui, los microplásticos ya están presentes y se acumulan en los sedimentos. Esto demuestra la necesidad de ampliar la fiscalización y monitoreo ambiental, e incorporar los ecosistemas estuarinos en los planes nacionales de gestión de residuos y conservación costera, priorizando la prevención sobre la remediación", puntualiza Lardies.