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Quillay, peumo y litre: especies más afectadas por el cambio climático en Chile

Quillay, peumo y litre: especies más afectadas por el cambio climático en Chile

El fenómeno de pardeamiento o "browning", que es la pérdida masiva de follaje y vitalidad en árboles nativos, ha afectado especialmente a estas especies producto de la prolongada sequía y el aumento de las temperaturas en la zona central de nuestro país.



Viernes 18 de julio de 2025.- El cambio climático ha afectado la zona central de Chile. Su impacto es evidente: incendios más frecuentes, olas de calor inusuales y, sobre todo, una megasequía persistente que ha transformado profundamente los ecosistemas.

"La megasequía que ha afectado la región central de Chile es un fenómeno climático que se viene evidenciando a partir del año 2010, alcanzando su máxima severidad los años 2019 y 2020", explica Marcelo Miranda, académico de la Facultad de Agronomía y Sistemas Naturales UC.

Este cambio en las condiciones climáticas ha dado paso a un fenómeno conocido como pardeamiento del bosque o browning, un término que describe la pérdida de vigor y follaje de los árboles, e incluso su muerte, en grandes extensiones de territorio. "Se ha caracterizado por una disminución de la precipitación en los meses invernales que ha alcanzado 60% a 70% en algunas localidades y por aumento de la temperatura que ha sobrepasado los rangos de normalidad", detalla el experto.

Las consecuencias ya se pueden observar: especies características de los bosques esclerófilos están siendo severamente afectadas. "Las especies arbóreas más dañadas han sido quillay, con alta mortalidad de individuos adultos; peumo y litre, con pérdida masiva de follaje; y especies asociadas a condiciones de alta humedad, como la patagua y el lingue, muchas veces con alta mortalidad de individuos", señala Miranda.

Amenaza global con impacto local

El cambio climático es un fenómeno global cuyas causas principales están asociadas a la actividad humana, particularmente desde la segunda mitad del siglo XVIII. "El aumento de la actividad industrial y el cambio de uso de la tierra, principalmente deforestación para uso agrícola, han sido los principales conductores de este nuevo fenómeno global", afirma el académico UC.

En Chile central, la traducción local de este fenómeno global se manifiesta con fuerza en los bosques. "El principal efecto del cambio climático es un aumento en la acumulación de energía en la atmósfera terrestre cuya consecuencia es un aumento de la temperatura global del planeta. Este proceso se traduce en una exacerbación de las condiciones climáticas locales, produciendo en nuestro caso un aumento de las sequías y olas de calor a niveles no registrados anteriormente", advierte el especialista.

Este nuevo escenario implica que los bosques deberán adaptarse. "Lo que estamos observando en los bosques es probablemente una nueva respuesta a nuevas condiciones climáticas en la región, ya predichas en modelos de clima futuro", indica. Eso implicará cambios en la composición de especies, en la estructura del bosque y en sus procesos internos.

Más que árboles: servicios ecosistémicos en peligro

La degradación de los bosques no es solo una pérdida ambiental. También tiene efectos directos sobre la calidad de vida de las personas. "Los bosques y matorrales esclerófilos entregan una serie de beneficios ecosistémicos que muchas veces no son percibidos por la población", explica el académico. Entre estos beneficios están la producción de agua dulce, la regulación de temperatura en días de calor extremo, el control de material particulado en el aire, la captura de carbono, la provisión de frutos y plantas medicinales, y el mantenimiento de la polinización, esencial para la agricultura.

"El impacto de la megasequía puede alterar la provisión de todos estos beneficios, de los cuales depende la calidad de vida de millones de personas que habitan la región central de nuestro país", añade.

¿Qué se puede hacer?

Frente a este escenario desafiante, existen acciones concretas que pueden mitigar el deterioro. Según Miranda, lo primero es evitar condiciones que favorezcan los incendios forestales, considerando que gran parte de ellos tiene origen humano. "Los incendios degradan la vegetación dejándola más susceptible al efecto del clima", advierte.

Otro paso clave es fomentar el uso de prácticas silvícolas en los bosques nativos, que ayuden a conformar estructuras más resilientes frente al clima cambiante. Además, se debe promover la restauración ecológica, incorporando especies nativas con mayor resistencia a la sequía.

Finalmente, es necesario controlar la extracción de recursos del bosque para evitar el debilitamiento de su dinámica interna. "Los bosques deberán adaptarse a estas nuevas condiciones, pero podemos ayudarlos a enfrentar mejor este desafío si actuamos ahora", enfatiza Miranda.

Estas conclusiones son un adelanto de los resultados de un estudio para analizar el impacto que ha tenido la megasequía en la degradación de los bosques nativos entre las regiones de Coquimbo y Los Lagos. La investigación ha sido desarrollada por el profesor Marcelo Miranda en conjunto con el Departamento de Cambio Climático y Servicios Ecosistémicos de la Corporación Nacional Forestal (CONAF). El informe final quedará disponible en agosto.