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Químicos contra Incendios

Químicos contra Incendios

Conozca los productos químicos usados para controlar incendios forestales, así como las condiciones para su aplicación efectiva y segura.



Una de las mayores amenazas para las personas y el medio ambiente en la época veraniega es, sin duda, los incendios forestales. Más aún con las olas de calor que se hacen cada vez más frecuentes por el cambio climático.

Ante ese complejo panorama, la industria química juega un rol relevante ya que aporta productos que ayudan a prevenir y controlar estos siniestros.

¿Cuáles son los más habituales y cómo se asegura una aplicación efectiva y segura?

Retardantes de llama

Desde la Gerencia de Protección contra Incendios Forestales de la Corporación Nacional Forestal (CONAF), indican que los productos químicos más usados en Chile en el combate de siniestros con medios terrestres y aéreos son los retardantes de llama. "Son aditivos que se mezclan con agua con el fin de reducir la inflamabilidad de los combustibles y retrasar el proceso de combustión", señalan.

Luego indican que, en general, se clasifican en dos grandes tipos:

• Retardantes de corto plazo:

"Consisten en una mezcla de agua y un producto que genera espuma. Al ser aplicado, la espuma enfría la superficie vegetal y evita que los gases de pirólisis reaccionen con el oxígeno. Una vez evaporada el agua la espuma deja de surtir efecto, por eso es catalogado como un retardante de corto plazo. Y define a las espumas clase A como aquellas utilizadas en el combate de incendios generados a partir de combustibles tipo A, como son vegetación, madera y papel", explican.

Añaden que una de las principales ventajas es su rápida acción, lo que los hace efectivos en el ataque directo a las llamas. Por el contrario, entre sus desventajas destacan el efecto limitado en el tiempo y la necesidad de contar con equipos de dosificación para su uso.

Andrés Monardes, especialista en control de emergencias de la empresa Austral Chemicals Chile, complementa la información resaltando otras ventajas: "Son concentrados en estado líquido, de fácil traslado y manipulación. Su aplicación es eficiente y efectiva cuando se genera y se logra con ella, una real barrera entre las llamas y el vegetal aún no combustionado. Sus tasas de aplicación comparativamente con los retardantes de larga duración, son un poco más eficientes, van del 10% al 15%. Existen fabricantes nacionales, lo que no limita su uso a un stock y no depende de traslados marítimos".

Luego apunta una desventaja: "Se diluyen con facilidad, por lo tanto si se aplica agua sin agente sobre el vegetal impregnado, esta capa protectora se disuelve, perdiendo la capacidad ignífuga".

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Andrés Monardes señala que los químicos contra incendios que se usan en Chile deben demostrar capacidad de extinción y también que no dañan el medio ambiente.

• Retardantes de largo plazo:

Según exponen en la CONAF, corresponden a "una mezcla de agua con productos químicos compuestos principalmente de polifosfatos amónicos. Al ser aplicado sobre la superficie de los árboles y ser sometido a la acción del calor, el polifosfato amónico reacciona con la celulosa, dejando un residuo no inflamable que aísla térmicamente a la materia vegetal e impide que el oxígeno reaccione con ella. Además, el amoníaco emitido, por lo dicho anteriormente, desplaza al oxígeno. Estos retardantes son de largo plazo, pues una vez evaporada el agua sigue evitando la reacción de combustión".

Entre sus ventajas, destacan su efecto persistente, la capacidad para reducir la intensidad del fuego y la eficiencia en líneas de control. Al mismo tiempo advierten algunos aspectos desfavorables, como "el riesgo para organismos acuáticos si ingresan al agua, por lo que requieren protocolos estrictos para su aplicación y que el producto esté debidamente certificado".

Complementando lo señalado, Rodrigo Álvarez, gerente general en Phos-Chek Chile, empresa que hace más de una década provee de productos químicos y capacitación para el combate de incendios forestales a la CONAF y a empresas del sector, subraya que los retardantes de largo plazo "debido a su forma de actuar que permanece activo hasta que se remueva, permite ser utilizado como un cortafuego tanto en el combate de incendios de vegetación (ayudando al control), como también de forma preventiva para proteger zonas que potencialmente están expuestas a enfrentar incendios". Entre éstas figuran áreas de viviendas que colindan con vegetación o infraestructura crítica, instalaciones turísticas, caminos, líneas ferroviarias, líneas de transmisión o distribución eléctrica, o cualquier otra actividad que genere chispas.

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Rodrigo Álvarez resalta que los retardantes de largo plazo sirven como cortafuego tanto en el combate de incendios, como también de forma preventiva.

Por su parte, Andrés Monardes advierte sobre algunas desventajas: "Son productos de procedencia y origen extranjero, que no cuentan con fabricación local, dependen de un flete o traslado marítimo, con los tiempos que esto conlleva y la huella de carbono que esto significa. Como concentrado al ser utilizados se deben mezclar con agua y de acuerdo con las especificaciones técnicas indicadas por sus fabricantes. En regla general, esta dosificación es sobre el 15%, lo que involucra un gran volumen de éste".

El representante de Austral Chemicals Chile plantea luego que la utilización de las distintas alternativas químicas que existen para prevenir o extinguir incendios forestales depende del objetivo y la necesidad que se requiere cubrir. Considerando aquello y las características fisicoquímicas de los productos, los clasifica en cuatro grupos principales: los ya mencionados retardantes de largo y corto plazo, los de mediana duración y los agentes potenciadores de agua.

Luego detalla: "En los retardantes de larga duración, sus principales agentes químicos son Fosfato Monoamónico y Fostato Diamónico. En los de mediana duración, el agente químico principal es el Poliacrilato de Sodio, que son polímeros absorbentes de agua y cuentan con un aspecto de gel. Y en los retardantes de corta duración, como agentes químicos activos principales se utilizan arcillas del tipo Bentonita, así como sales minerales simples".

Con respecto a los retardantes de mediana duración, Andrés Monardes destaca como ventaja que "forman un gel adherido sobre los combustibles vegetales, que absorben eficientemente el agua". Entre sus aspectos desfavorables, en tanto, señala la carencia de fabricación local lo que implica costos de traslados y complica su disponibilidad más inmediata, y también que "como concentrados se utilizan de manera directa, sin dilución, lo que comparativamente con los demás agentes es una desventaja".

Agrega que los potenciadores de agua son utilizados en el combate directo a las llamas y están compuestos por tensoactivos llamados "surfactantes", que mezclados con el agua, mejoran la penetración (tensión superficial y ascenso capilar) en el vegetal combustible.

"Se mezclan fácilmente, mejoran características fisicoquímicas del agua, absorben mayor cantidad de calor que un mismo volumen de agua sin aditivo, entre un 20% a un 40%", dice el especialista en control de emergencias. Comenta, asimismo, que existen productos de fabricación nacional lo que permite un acceso más directo. Estos líquidos se deben diluir o mezclar con agua "y otra ventaja es que utilizan bajas concentraciones o diluciones dependiendo del producto y fabricante, los que van de 1,5% al 6%", asegura.

Al mismo tiempo, advierte que si no se respeta la tasa de dilución o se aplica agua sin agente sobre el ya aplicado, se pierden las características fisicoquímicas que el agente le otorga al agua.

El ingeniero en prevención de riesgos y medio ambiente acota que "Austral Chemicals desarrolló Silflame, que puede actuar como retardante de corta duración o potenciador de agua. El producto es certificado Clase A, no contaminante y amigable con el medio ambiente".

Aplicación efectiva

¿Qué condiciones se debieran cumplir para que la aplicación de estos productos sea realmente efectiva?

Desde la CONAF enumeran las siguientes:

• Objetivo claro: Es necesario tener claro si la aplicación es para ataque indirecto (líneas de control), protección de infraestructura o ataque directo sobre un foco incipiente. La elección del producto y la concentración dependerá de dicho objetivo.

• Condiciones meteorológicas adecuadas: Es recomendable "evitar aplicaciones en viento fuerte, lluvia inmediata o inversión térmica que dispersen o reduzcan la eficacia. La humedad relativa, temperatura y viento condicionan persistencia y deriva", apuntan.

• Preparación y compatibilidad del equipo: Es necesario contar con inyectores/dosificadores calibrados, boquillas compatibles, tanques limpios y materiales no corrosivos; como también verificar la compatibilidad con aeronaves y bombas terrestres (certificados de corrosión), indican.

• Dosis y técnica de aplicación correctas: En la CONAF advierten que también es clave respetar concentraciones de mezcla (por ejemplo, el porcentaje recomendado para espumas clase A; y las proporciones de concentrado: agua para retardantes), alturas y patrones de descarga desde aeronaves para lograr una cobertura efectiva.

A juicio de Andrés Monardes, en tanto, las condiciones básicas para una aplicación efectiva y segura son: "Respetar las recomendaciones técnicas dadas por los fabricantes de estos agentes de extinción y retardantes, así como el ser aplicado por personal debidamente entrenado. Esto involucra respetar las dosificaciones y tasas de aplicación recomendadas, lo que sumado a un combate de experiencia de parte de los respondedores o brigadistas, no asegura un 100% pero sí garantiza que el agente utilizado tendrá el resultado esperado".

La necesaria preparación de quienes utilizan estos productos también es relevada por Rodrigo Álvarez. Así lo enfatiza: "Fundamental es el conocimiento del personal técnico que realiza la aplicación, desde la toma de decisiones hasta quien lo aplica (por ejemplo, pilotos), especialmente porque utilizar espuma clase A y/o retardante de largo plazo, depende de las condiciones del incendio, del combustible (tipo de vegetación, altura y densidad), del viento, de la topografía, del equipo con el que se aplicará (terrestre o aéreo) y de la forma en que se aplica. Como Phos-Chek Chile promovemos la formación de este conocimiento desde hace más de 10 años, en los cuales hemos capacitado a nuestros clientes con profesionales que cuentan con experiencia de 20, 30 y más años, tanto en Chile como en el extranjero, en instituciones como el Servicio Forestal Americano y Canadiense".

El ingeniero forestal e ingeniero civil industrial también advierte que hoy en Chile el uso de los productos químicos para prevenir y combatir el fuego de vegetación no está normado de manera específica, lo que deja al país en una posición muy débil frente al uso de productos que no cumplen estándares que hoy existen en Norteamérica y Europa. "Estamos convencidos que para eliminar este riesgo es fundamental que optemos como país por un estándar, definiéndonos por el que más nos proteja. Sin lugar a dudas, el estándar más estricto es el norteamericano. Con todo lo anterior esperamos que se logre establecer un piso, de modo que el combate y prevención de incendios de vegetación con productos químicos se realice siempre de forma segura tanto para los ciudadanos como para nuestro gran entorno natural", sostiene.

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Los productos químicos contra incendios deben ser aplicados por personal preparado.

Cuidado ambiental

A propósito de esto último cabe preguntarse cómo se asegura que el uso de estos productos sea compatible con el resguardo del medio ambiente.

Desde la Gerencia de Protección contra Incendios Forestales de la CONAF responden que para los retardantes de corto y largo plazo existen certificaciones internacionales en los ámbitos de:

• Toxicidad en mamíferos y peces.

• Corrosión que garantice que el producto no dañara o deteriorará equipos terrestres o aeronaves cuando sea utilizado.

• Efectividad tipo de productos que respalden que se ensayó la capacidad del producto de retardar y/o extinguir las llamas.

Desde Austral Chemicals, Andrés Monardes comenta que las instituciones y empresas que actúan en el combate de incendios forestales "exigen que estos productos cuenten con la aprobación y certificación ya sea de la USFS (Servicio Forestal de los Estados Unidos), CEREN (Centre D'essais et de Recherche, Francia) e INIA (Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria, España). En Chile, CONAF ha autorizado el uso de agentes de extinción de fabricación nacional que deben contar con la certificación emitida por un laboratorio reconocido por el Instituto Nacional de Normalización. Estos productos en sus ensayos deben demostrar capacidad de extinción y también capacidad de no toxicidad y amenaza al medio ambiente".

En línea con esto último, Rodrigo Álvarez afirma que los productos espuma clase A y retardantes de fuego de largo plazo que provee Phos Chek "pasan por el desarrollo y posterior evaluación, más estricto que existe a nivel mundial, que es llevado a cabo por el Laboratorio de productos Químicos del Servicio Forestal de los Estados Unidos de Norteamérica (WFCS). Este laboratorio se caracteriza por su independencia y por ser regulado como un ente gubernamental. De esta forma para que un producto sea utilizado por el Servicio Forestal de Norteamérica, debe cumplir no solo con ser eficaz (que haga el trabajo) sino que debe ser eficiente (hacer más con menos), pero por sobre todo asegurar nulo o mínimo impacto al medio ambiente y las personas. Así, el WFCS realiza minuciosas y exhaustivas pruebas tanto en laboratorio como en terreno, para evaluar que sea segura para las personas, los animales, la vegetación y los equipos que los utilizan".

Añade que los resultados de estas pruebas son públicos, lo cual asegura la total transparencia del proceso de evaluación y permite utilizar con tranquilidad los productos aprobados por este laboratorio, que se incluyen en un listado que se revisa y actualiza constantemente. Esto se complementa con el desarrollo de protocolos y procedimientos para asegurar el correcto uso y evitar impactos.

Artículo publicado en InduAmbiente n° 197 (noviembre-diciembre 2025), páginas 77 a 79.