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Brotes después del Fuego

Brotes después del Fuego

Conozca el trabajo que se desarrolla para restaurar las áreas afectadas por los incendios forestales.



Según datos de la Corporación Nacional Forestal (CONAF), hasta el 19 de abril recién pasado, más de 123 mil hectáreas habían sido arrasadas por los incendios forestales en la presente temporada –que partió el 1 de julio de 2021–, generando importantes perjuicios para las personas y el entorno. Es que estos siniestros no sólo producen pérdidas invaluables de biodiversidad, flora, fauna, suelos y ecosistemas, sino que además tienen enormes impactos económicos, sociales y ambientales. A modo de ejemplo, la catastrófica "tormenta de fuego" que azotó a las regiones de O'Higgins, Maule y Biobío en el verano de 2017, consumió más 77 mil hectáreas de bosque nativo y otras 280 mil hectáreas de plantaciones, generó sobre 78 millones de toneladas de dióxido de carbono equivalente y significó un costo inicial para el Estado que superó los 242 mil millones de pesos.

Frente a esta lamentable realidad, la restauración de los bosques y áreas afectadas por el fuego cobra una enorme relevancia. ¿En qué consiste este trabajo?, ¿qué esfuerzos se realizan en Chile al respecto?

Restauración Ecológica

Narkis Morales es ingeniero forestal, MS en Recursos Naturales y PhD en Ciencias Ambientales. Como investigador ha enfocado gran parte de su trabajo en el uso e integración de diversas herramientas para contribuir a la restauración ecológica de ecosistemas naturales degradados. En ese contexto, explica: "La restauración post incendio consiste en realizar obras que reduzcan la erosión y acciones que ayuden a recuperar la cubierta vegetacional perdida. Esto con el fin de recuperar los servicios ecosistémicos lo antes posible, así como disminuir potenciales movimientos en masa en zonas de altas pendientes (por ejemplo, aludes, deslizamientos)".

Agrega que entre las acciones contra la erosión están los métodos de cobertura y barrera. "El primero busca proteger el suelo de la acción de la lluvia y el viento. Generalmente se usan tratamientos que cubren el suelo usando materia orgánica de distintos tipos y con diferentes medios de aplicación (mulch seco, hidromulch o redistribución de rastrojos, entre otros). Por otro lado, los métodos de barrera buscan detener la pérdida suelo por medio de la construcción de estructuras para contener los sedimentos. En términos de la recuperación de la cubierta vegetacional se pueden usar tratamientos de cobertura mezclado con semilla, realizar plantaciones directas de semillas o plántulas", detalla.

El especialista señala luego que en la restauración post incendios hay que diferenciar dos etapas. La primera corresponde a los protocolos de emergencia que habitualmente se activan una vez que se ha controlado el siniestro y se podría extender hasta por tres años. El Dr. Morales explica que, considerando que el fuego no impacta todas las áreas de la misma forma –lo cual depende de la magnitud e intensidad del incendio–, en esta fase se hacen evaluaciones preliminares y luego se definen los tipos de acciones a ejecutar en cada zona. Generalmente, esto considera actividades tendientes a prevenir futuros movimientos en masa y la erosión, lo que incluye recuperar una cubierta vegetal transitoria usando pastos y herbáceas.

Una vez estabilizada la zona incendiada se inicia la segunda etapa que correspondería al desarrollo de un plan de restauración propiamente tal. En ese contexto, se puede diseñar un programa de reintroducción de especies, para lo cual "se compara la zona incendiada con una zona no incendiada, no degradada o con un nivel mínimo de intervención. La idea es determinar qué especies deberían estar presentes y en qué número. Luego, se procede a la plantación ya sea por medio de semillas o plántulas. Todas estas actividades son parte de un proceso a largo plazo", advierte el académico.

Etapas y Priorización

Morales añade que un plan de restauración se debiera desarrollar con un orden lógico, considerando algunos aspectos clave como los siguientes:

• Diagnóstico: "Aquí lo más importante es determinar el efecto del incendio en la zona de interés, incluyendo factores bióticos y abióticos, por medio de metodologías objetivas usando herramientas de SIG (sistemas de información geográfica) y actividades de terreno", detalla.

• Planificación: En esta fase se determinan las necesidades de restauración y los tratamientos más adecuados, incluyendo aspectos económicos (como los costos de ejecución) y logísticos.

• Ejecución: Puesta en marcha de las actividades definidas durante la etapa anterior.

• Monitoreo: "Consiste en la evaluación en el tiempo en intervalos regulares de las zonas intervenidas para determinar el éxito o las necesidades de acciones correctivas. Esta es una etapa muy importante y generalmente no considerada", comenta el investigador.

Considerando la amplitud de las zonas afectadas por incendios forestales, cabe preguntarse ¿qué criterios se deberían atender para priorizar áreas para la restauración?
Narkis Morales responde: "Hay que entender que los incendios no sólo afectan el patrimonio natural del país, sino que tienen profundos efectos económicos, sociales y psicológicos, por lo tanto, todos estos criterios deben ser parte de la selección de áreas". Añade que es un proceso complejo que requiere información de diversas fuentes apoyándose en herramientas computaciones y SIG. "Por ejemplo, con un grupo de colegas desarrollamos una plataforma de prueba para realizar una priorización automatizada para la región de Valparaíso. Este prototipo denominado RePlant alfa utilizó seis indicadores básicos: NDVI (Índice de Vegetación de Diferencia Normalizada), NBR (índice Normalizado de Área Quemada), densidad poblacional, distancia a caminos, pendiente y erosión potencial. El fin era evaluar el uso de análisis automatizados complejos para la toma de decisiones. Una nueva versión debería incorporar 15 criterios como, por ejemplo: uso de suelo, cercanía a sitios prioritarios de conservación, pobreza multidimensional, desempleo, cercanía a centros poblados, entre otras. Actualmente estamos tratando de apalancar recursos para implementar estos criterios en otras regiones del país", comenta.

Experiencias en Chile

Sobre el escenario descrito, Narkis Morales hace una evaluación general del trabajo que se desarrolla en nuestro país en materia de restauración ecológica de las zonas afectadas por incendios forestales: "En Chile, hay un cuerpo de especialistas e información de base científica adecuada para enfrentar el problema. Lamentablemente no hay una política de Estado y tampoco recursos destinados para que las instituciones estatales realicen actividades de restauración post incendio. Sólo después de los grandes incendios de 2017 se destinaron recursos para un puñado de iniciativas que, en muchos casos, no incluyeron recursos para monitoreo a largo plazo".

En efecto, desde la CONAF comentan que el trabajo que han estado realizando en esta materia, se ha abordado principalmente a través de dos iniciativas que nacieron tras la denominada "tormenta de fuego". La primera corresponde al Programa de Bosques Quemados, "el cual surge como respuesta al daño ocasionado por incendios forestales ocurridos durante la temporada 2016-2017 que afectaron una superficie de 570.197,4 hectáreas, concentrándose mayoritariamente en las regiones de O'Higgins, Maule y Biobío con 477.507,8 hectáreas (un 84% del total nacional), de las cuales 341.516,4 hectáreas corresponden a superficie forestal", explica Constanza Troppa, gerenta de Bosques y Cambio Climático de la Corporación.

Con esto, durante el periodo 2018-2022, se activó una instancia de apoyo a pequeños/as propietarios/as de bosques afectados por el fuego, para la recuperación de su patrimonio natural y productivo. Los resultados hasta el año 2021 muestran "que la superficie recuperada alcanza 11.422,6 hectáreas, beneficiando a un total de 1.148 familias y aproximadamente a 4.592 personas de manera directa", resalta la profesional.

La segunda iniciativa de restauración impulsada por la CONAF es el programa de reactivación económica para pequeños/as y medianos/as propietarios/as forestales, generado en el marco de la Ley 21.288 que creó el Fondo de Emergencia Transitorio Covid-19. La especialista comenta que durante 2021 este programa "permitió ejecutar acciones en 19.481 hectáreas, entre las regiones de Coquimbo y Magallanes, priorizando la recuperación de bosque nativo, la reconversión de plantaciones exóticas a nativas, y la forestación con especies nativas en zonas de conservación y protección de suelos, humedales, cabeceras de cuenca y cuerpos de agua, entre otras, incorporando el enfoque de restauración a escala de paisajes en el diseño de las iniciativas".

Constanza Troppa destaca, además, que el programa benefició a 10.055 personas, entre personas naturales, comunidades indígenas, comunidades agrícolas y áreas silvestres protegidas.
Añade que el 72% de la superficie ejecutada se enmarcó en acciones de restauración y recuperación, tanto de bosques nativos como de especies exóticas.

En relación con esto, detalla las principales acciones implementadas en ambos programas: "En el caso de bosque nativo, se han desarrollado acciones de recuperación y restauración, que corresponden a un conjunto de actividades orientadas a la repoblación con especies arbóreas o arbustivas nativas, o una combinación de ambas; y además se ha hecho manejo preventivo o adaptativo, con actividades de silvicultura preventiva como cortafuegos, corta combustibles y/o fajas libres de vegetación. En el caso de bosques plantados afectados por incendios, el trabajo ha sido similar; sin embargo, también se ha incorporado la reconversión con especies nativas".

Luego expone los criterios utilizados para seleccionar las áreas prioritarias para la restauración: "En primer lugar, la disposición de las personas propietarias de terrenos forestales que declaren interés en recuperar, manejar y restaurar sus bosques, así como forestar o revegetar superficies desprovistas de vegetación, lo cual se evalúa a través de la visita predial que realiza el personal de CONAF. Para ello, se requiere también que las y los propietarios se comprometan al mantenimiento de las acciones realizadas. En el caso de proyectos emblemáticos, éstos son priorizados de acuerdo al impacto a nivel territorial (empleos, sustentabilidad, biodiversidad, entre otros); su contribución a la restauración a escala de paisajes, su contribución a la mitigación y adaptación del cambio climático y la vinculación con el Sistema Nacional de Áreas Silvestres Protegidas del Estado y figuras oficiales de protección vinculadas al quehacer de CONAF, como el Derecho Real de Conservación".

Ejemplos y Proyecciones

En el contexto descrito, desde la Corporación Nacional Forestal subrayan que tienen "muchas iniciativas exitosas y destacables por su impacto ambiental y social". Como ejemplo señalan la rehabilitación de servicios ecosistémicos de bosques nativos incendiados en predios de pequeños y medianos propietarios de la Región de O'Higgins, que suman una superficie de 417 hectáreas y una inversión de $347.361.000 para realizar actividades como la corta de pies o vástagos quemados, el manejo de la regeneración y el ordenamiento de los desechos. También destacan la forestación con especies nativas en 12,6 hectáreas en la Región del Biobío y 25 hectáreas de la Región de Los Lagos, donde se destinaron $25.817.000 y $82.500.000, respectivamente, para ejecutar acciones como preparación de suelos y plantaciones.

Otro caso resaltado por CONAF es la restauración de 3 hectáreas en el Parque Nacional Torres del Paine, donde se invirtieron $16.244.000 para reforestar y recuperar ecosistemas degradados por incendios forestales ocurridos hace una década aproximadamente. "Aquí se ejecutaron faenas de plantación de 8.000 individuos de Nothofagus pumilio y 1.000 individuos de Nothofagus antarctica en un sector cercano a Lago Grey. Adicionalmente, se implementó un ensayo para evaluar la eficacia de la utilización de shelter (protector de planta), aplicando una metodología de nucleación en un área delimitada", describe Constanza Troppa.

En cuanto a las proyecciones, la representante de CONAF añade que siguen trabajando en el programa de reactivación económica para pequeños y medianos propietarios forestales, con la meta de abarcar 4.826 hectáreas y generar 3.262 empleos a nivel nacional. "Para ello, disponemos de 4.563 millones de pesos. Pero, además, estamos muy contentos, porque recientemente sumamos cerca de 6 millones de pesos para la restauración de bosques nativos a gran escala, iniciativa que se enmarca en el Plan de Recuperación Económica Inclusiva, también entre las regiones de Coquimbo y Magallanes", indica. Este programa considera: la entrega de asistencia técnica, la ejecución de acciones de restauración in situ, un plan de colecta de semillas y el fortalecimiento de viveros. "Estas últimas son determinantes para el éxito del programa y de futuras iniciativas por parte de la Corporación", apunta Troppa.

Agrega que este año se continuará con la implementación del Plan Nacional de Restauración a Escala de Paisajes 2021-2030, instrumento de política pública que comparten los Ministerios de Agricultura y Medio Ambiente, que este año busca avanzar en la definición de las zonas estratégicas a restaurar a nivel territorial. "Además, en el marco de la Estrategia Nacional de Cambio Climático y Recursos Vegetacionales (ENCCRV), a través del programa +Bosques, se desarrollarán acciones en 25.000 hectáreas. Para eso, el país se adjudicó 63,6 millones de dólares por la reducción de emisiones provenientes de los bosques. Este programa se encuentra en fase de preparación (primeros 2 años) y luego comienza la fase de implementación (4 años)", detalla la profesional. Esta iniciativa apunta a mitigar los efectos del cambio climático, mediante la gestión sostenible de los bosques a fin de reducir las emisiones y/o aumentar las remociones de carbono del sector forestal, en las regiones del Maule, Ñuble, Biobío, La Araucanía, Los Ríos y Los Lagos.

Desafíos Prioritarios

¿Qué desafíos se debieran abordar para potenciar el trabajo que se desarrolla en Chile para restaurar las áreas afectadas por incendios forestales? Desde la CONAF, Constanza Troppa responde: "Por una parte, es importante llegar a una priorización de zonas de restauración, que nos permita focalizar los recursos y el éxito de las iniciativas. En esta misma línea, se observa que es muy necesario vincular estas zonas con la ocurrencia y riesgo de incendios forestales para tomar medidas de prevención, con acción directa en el territorio, pero también de sensibilizar e informar a las personas. Y de manera transversal es prioritario el fortalecimiento de los viveros, en infraestructura, equipamiento y tecnología, así como la producción de semillas, porque son las plantas, las semillas y las personas quienes sustentan la restauración en los paisajes".

Desde una perspectiva más amplia, el Dr. Narkis Morales apunta a potenciar la institucionalidad y el financiamiento para la restauración ecológica, así como a acordar algunos aspectos conceptuales al respecto. En ese contexto, cita un extracto del capítulo "Gestión para restauración de ecosistemas nativos afectados por incendios forestales: una tarea pendiente", del libro "Restauración de bosques: Lecciones y desafíos en un mundo cambiante", publicado el año 2021, del cual fue coautor.

La publicación sostiene que "la restauración ecológica ha sido escasamente contemplada dentro de las opciones para recuperar ecosistemas afectados por el fuego" y plantea que esto podría tener tres causas principales. "La primera tiene que ver con el desconocimiento del concepto de restauración ecológica fuera del ámbito de los especialistas, principalmente Ministerio de Medio Ambiente, Agricultura e instituciones de educación superior", señala. Y agrega que muchas veces el concepto de restauración se ha usado de manera incorrecta en proyectos cuyo objetivo es rehabilitar y/o reforestar ecosistemas, pero no restaurarlos. "Esto, finalmente, afecta la aproximación hacia el diagnóstico inmediato de los principales impactos ecológicos que ocurren inmediatamente después de un incendio, ya que no se logra priorizar las zonas más frágiles que requieren intervención temprana", complementa.

Un segundo motivo podría ser la falta de una institucionalidad clara que determine los lineamientos para recuperar los ecosistemas afectados por incendios forestales. "Si bien existen diversas instituciones públicas y privadas con interés en restaurar ecosistemas incendiados, en este momento no existe claridad respecto a qué institución estatal debiera liderar y fijar las acciones inmediatas a seguir tras un incendio forestal. En el caso de los privados (por ejemplo, empresas forestales con patrimonio de bosque nativo a restaurar), son ellos mismos los que fijan sus líneas de acción y protocolos de recuperación post incendio para las distintas zonas del país, sin existir directrices específicas en este ámbito por parte del Estado", advierte.

La publicación añade una tercera causa que podría desfavorecer los procesos la restauración ecológica es la falta de mecanismos de gestión que permitan asegurar fondos públicos y/o privados permanentes para implementar estas labores en el corto, mediano y largo plazo. "Por ejemplo, tras la temporada de incendios del verano 2017 el Ministerio de Medio Ambiente lanzó un Fondo de Protección Ambiental específicamente orientado a la 'Restauración Ecológica y Social' de los ecosistemas afectados por dichos incendios. Pero este fondo se estipuló como extraordinario, y solo para ese año, sin proyectarlo como un fondo relacionado con una política pública orientada a la restauración. De hecho, por el momento las iniciativas de restauración post fuego en Chile se han financiado principalmente a través de fondos gubernamentales extraordinarios y/o cooperación internacional. Si bien estos fondos han permitido desarrollar acciones de recuperación de corto plazo, han dejado inconclusas las demás acciones proyectadas en los planes de restauración generados (por ejemplo, Planes de Restauración del Parque Torres del Paine para los incendios del año 2005 y año 2012)", concluye.

Aspectos a tener en cuenta para avanzar en la restauración de las zonas afectadas por los incendios forestales.

Artículo publicado en InduAmbiente 175 (marzo-abril 2022), páginas 48 a 51.