Revista de descontaminación industrial, recursos energéticos y sustentabilidad.

¿Realpolitik o sustentabilidad? Un dilema ético

Claudio Zaror
Profesor Titular Dpto. Ingeniería Química
Universidad de Concepción



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En pleno siglo XXI, los estados enfrentan un dilema urgente e ineludible: apostar por un futuro sustentable o ceder a la lógica implacable de la realpolitik. Incorporar criterios de sustentabilidad en el desarrollo de los países exige una transformación profunda del modelo económico y político global, considerando una mayor cooperación internacional, una visión intergeneracional y respeto por los límites ecológicos del planeta, entre otros aspectos. Pero frente a esa urgencia, resurge con fuerza la realpolitik: esa vieja escuela del poder basada en el interés nacional y la ley del más fuerte.

La política exterior de Estados Unidos durante ambos períodos presidenciales de Donald Trump ha encarnado una clara regresión hacia esa realpolitik sin matices. Bajo consignas populistas, su gobierno ha justificado decisiones unilaterales y transaccionales en nombre del interés nacional, desmantelando compromisos bi y multilaterales, debilitando alianzas estratégicas. La cooperación internacional ha sido relegada a un segundo plano, cuando no directamente despreciada.

La retirada del Acuerdo de París, el abandono del Pacto Nuclear con Irán y el respaldo abierto a industrias contaminantes, evidenciaron una renuncia explícita a la sustentabilidad como principio rector. La ética ambiental y la responsabilidad intergeneracional fueron sacrificadas por objetivos económicos inmediatos y réditos políticos de corto alcance. A esto se han sumado los recientes aranceles indiscriminados impuestos unilateralmente contra socios históricos. A lo anterior se agrega la propuesta de comprar Groenlandia o de anexar Canadá, evidenciando una visión territorialista y utilitaria del poder. En Medio Oriente, sus posturas unilaterales solo han agudizado la polarización y el conflicto.

Quizás el golpe más profundo ha sido al orden multilateral: la hostilidad hacia organismos como la ONU, la OMS, la OMC o la Corte Internacional de Justicia ha debilitado severamente un sistema de gobernanza global que, con todas sus imperfecciones, ha sostenido la estabilidad internacional durante más de siete décadas.

La realpolitik puede tener lógica estratégica, pero cuando se divorcia de la ética y de la sustentabilidad, se convierte en una amenaza. En un mundo irreversiblemente interdependiente, afectado por crecientes crisis ecológicas y geopolíticas, la pregunta es inevitable: ¿puede una democracia liderar el rumbo global si se guía únicamente por la lógica del poder y no por principios éticos rectores?

Columna publicada en InduAmbiente n° 193 (marzo-abril 2025), página 67.