Tal como lo demuestra la legislación comparada, incluida la de nuestros vecinos, más allá de consideraciones ambientales, la protección de los glaciares corresponde a una cuestión de civilidad mínima. Esto, en un contexto de escasez hídrica por un parte, y de proyectos futuros por la otra, entre los que destaca la explotación compartida de Los Bronces por parte de Anglo American y División Andina de Codelco. Sus reservas equivalen a una Chuquicamata y media, representando el principal distrito minero del país, precisamente a 50 km sobre las cabezas de los santiaguinos.
No obstante, el proyecto de Ley de Glaciares, con más de una década de tramitación, no ha prosperado. Las amenazas del entonces ministro Prokurica respecto a la pérdida de 34.556 empleos, las fallas fatales a 5 grandes proyectos, seguido de un alarmante oficio de Codelco al Senado advirtiendo que, si avanzaba el proyecto en su estado actual, "el desarrollo futuro de la industria se vería afectado en 40 por ciento, especialmente en la zona centro", lo mantienen en suspenso.
Evidentemente, en esta materia los impactos más significativos son su remoción directa para extraer mineral, y el material particulado que producen las tronaduras que precipita y se deposita sobre los glaciares blancos, provocando su derretimiento. Además del emplazamiento de depósitos de lastres sobre los glaciares de roca, al derretirse la nieve que se acumula sobre éstos en el verano, lo que genera un proceso de lixiviación y sus consecuentes drenajes ácidos altos en sulfatos de cobre.
Mitigar, sin embargo, es factible, por ejemplo, gestionando los horarios de tronadura, tal como lo ha demostrado la división Ministro Hales de Codelco. Esta faena, para cumplir el Plan de Descontaminación Atmosférico de Calama, evita aquellas horas en las que la dirección del viento inexorablemente arrastrará el material particulado sobre zonas de protección y que, en el caso de la alta montaña, generan un derretimiento acelerado de los glaciares blancos, como ha ocurrido con el glaciar Olivares Alfa, que ha disminuido en al menos un 75% su superficie.
Resulta fundamental evitar la remoción de los mismos, desarrollando en lo posible proyectos de minería subterránea sin impacto en superficie, con un método de caserones abiertos con relleno, tal como lo ha comprometido el proyecto Los Bronces Integrado. Y en caso que esto ocurra con los glaciares de roca, se deben construir depósitos cubiertos (especies de cooler) con equipos especialmente destinados para tales efectos.
Se requieren mayores estudios, por ejemplo, sobre el desvío de avalanchas con sistemas de zanja-muro de tierra, con lo que se pretende derechamente regenerar glaciares. Y finalmente establecer compensaciones hídricas equivalentes, diseñando desaladoras y sistemas de bombeo a cordillera, internalizando de una vez las consecuencias futuras de las actuales decisiones.
Columna publicada en InduAmbiente n° 193 (marzo-abril 2025), página 36.