Revista de descontaminación industrial, recursos energéticos y sustentabilidad.

Brotes Verdes

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La pandemia por Covid-19 ha reducido el impacto ambiental en muchas ciudades.



En medio de la calamidad sanitaria, económica y social que ha traído la pandemia del Covid-19, hay un aspecto positivo: el impacto ambiental en muchas ciudades ha disminuido notoriamente por el confinamiento de la población y la menor actividad de la industria y el transporte.

La acelerada propagación del Covid-19 en el mundo ha traído consigo consecuencias nefastas desde el punto de vista humanitario, sanitario, económico y social. Hasta el 31 de marzo, a nivel mundial, se reportaban más de 850 mil contagiados y sobre 42 mil fallecidos, a lo que se sumaban fuertes caídas en las actividades económicas y alzas alarmantes en las cifras de desempleo con las consiguientes problemáticas para la subsistencia de un creciente número de personas.

En medio de este escenario calamitoso, ha habido un aspecto positivo: el impacto ambiental en numerosas ciudades se ha reducido notoriamente a raíz del confinamiento de la población y la menor actividad de la industria y el transporte.

Un ejemplo evidente ha sido lo ocurrido en los canales de Venecia, en Italia, cuyas aguas en algunos lugares se han vuelto cristalinas, lo que ha permitido ver y admirar distintos tipos de peces. Esto, por la presencia casi nula de turistas y de medios de navegación debido a la cuarentena total aplicada en ese país, uno de los más afectados y con mayores cifras de víctimas fatales ocasionadas por la pandemia.

Más allá de otras situaciones similares registradas en otras partes del mundo, la comunidad científica ha señalado que la consecuencia ambiental positiva más importante generada indirectamente por el coronavirus ha sido la reducción considerable de las emisiones de material particulado y gases.

Así lo han confirmado, entre otras, las imágenes tomadas a más de 800 kilómetros de la superficie terrestre por el satélite de la Agencia Espacial Europea (ESA) Sentinel 5. Las fotos mostraron durante la segunda quincena de marzo un drástico descenso de la contaminación en buena parte de Europa, sobre todo en grandes urbes como Madrid, Barcelona, París, Lyon, Roma y Milán.

"Nunca habíamos visto algo así en Europa", confesó Claus Zehner, jefe de la misión Copérnico Sentinel 5-P.

Aunque no hay valores exactos, se estima que solo las concentraciones de dióxido de nitrógeno cayeron en ese periodo entre un 30% y 40%.

En contrapartida, en islas, playas y senderos de distintos lugares del planeta han aparecido miles de mascarillas de un solo uso que la población ha utilizado para protegerse del virus y desechado de manera incorrecta. La masificación de esta práctica, según expertos, puede generar graves problemas ambientales y sanitarios.

Vínculo con Cambio Climático

¿Puede ser el cambio climático la causa del coronavirus? Un extenso reportaje del portal español energynews.es señala que algunos científicos han planteado esta posibilidad. Por ejemplo, la reconocida meteoróloga estadounidense Katharine Hayhoe afirma que "aunque algunas enfermedades como el Zika se transmiten por animales como los mosquitos y las garrapatas y se puede esperar que se propaguen a medida que aumenta el calentamiento del planeta, son los humanos quienes transmiten el Covid-19, por lo que el cambio climático no está afectando significativamente la propagación de la enfermedad".

El informe también da cuenta que son muchos los científicos que defienden la correlación entre las tasas de contaminación y mortalidad para los pacientes con Covid-19. "De hecho, se ha comprobado que la contaminación del aire hace que las personas sean más susceptibles a las enfermedades respiratorias", afirma.

La propia Hayhoe define el cambio climático como un "multiplicador de amenazas" que empeora muchos de nuestros problemas. Y en un artículo aparecido en el diario italiano Il Sole 24 Ore se hizo un análisis detallado de los efectos de las altas concentraciones de material particulado menor a 10 micrones (MP10) en la propagación del virus.

La nota aporta datos preliminares que identifican una correlación entre los niveles que superan lo permitido para MP10 y el número total de infecciones por Covid-19.

A su vez, el Centro para la Investigación Internacional del Clima reconoce una desaceleración importante de las emisiones de dióxido de carbono a causa de la baja sostenida del consumo de energía. Sin embargo, muchos científicos han declarado que las reducciones actuales en las emisiones nocivas se deben solo a los esfuerzos de los países por contener a la brevedad el virus y que, por lo tanto, los patrones de emisión de CO2 a largo plazo no se verán alterados.

La revista Time fue más allá y advirtió que la lucha contra el coronavirus atrasará las reuniones y cumbres climáticas, provocando que los líderes globales no asuman en el corto plazo grandes compromisos para reducir las emisiones. "Los planes climáticos audaces requieren gastar capital político, y es probable que los líderes mundiales quieran usar su energía política para impulsar la economía en respuesta al coronavirus", asegura en una reciente publicación.

Otro reporte de la Universidad Bocconi de Milán ratifica que el distanciamiento y confinamiento social puede tener efectos positivos en el medio ambiente.

En Chile

En nuestro país, el ex Ministro del Medio Ambiente Marcelo Mena reveló a fines de marzo, en su cuenta de twitter, que la menor actividad, principalmente del transporte, había reducido las emisiones de óxidos de nitrógeno en Santiago en un 49% y las del MP2,5 en un 33%, de acuerdo a datos de la red Macam. "Esto permite reducir significativamente las enfermedades respiratorias y alivia al sistema hospitalario. Descontaminar es cuidar la salud", posteó.

Un análisis de los efectos de la cuarentena en el aire capitalino del mismo Mena, junto a los especialistas Andrés Pica y Paulina Schulz, planteó que la baja importante en los niveles de esos contaminantes permite "una reducción de mortalidad prematura en torno a 1.053 casos", considerando que en Chile más de 3 mil personas mueren al año producto de enfermedades relacionadas con la contaminación del aire.

En materia de residuos, en tanto, las autoridades de salud estiman que en más de un 25% aumentaron en marzo los desechos provenientes de establecimientos de la salud que se depositaron en sitios de disposición final. Esto, por las jeringas y resto de materiales que se utilizaron en la vacunación contra la influenza, así como por las mascarillas, guantes y otros insumos empleados para prevenir y tratar el Covid-19.

A juicio de distintos estamentos involucrados, se requiere actualizar el Decreto 6 del Ministerio de Salud que autoriza el envío de estos residuos peligrosos a rellenos sanitarios sin previo tratamiento. ¿La razón? Esta práctica implica un riesgo sanitario importante para las personas que intervienen en la cadena de eliminación de este tipo de basura.

Refuerzo de Medidas

Por otra parte, dado su carácter estratégico, la empresa de servicios sanitarios Aguas Andinas ha intensificado las medidas preventivas operacionales para contener el contagio de coronavirus entre sus trabajadores y la comunidad, así como también para velar por la entrega de agua potable continua y de calidad a la población que atiende.

En las primeras semanas del brote, la compañía priorizó la identificación de recursos críticos para desarrollar sus procesos y la estrategia de recuperación de dichos recursos en condiciones anormales. Lo anterior, para contar con equipos más pequeños, resilientes y sin contacto entre sí, minimizando de esa manera los riesgos de propagación del virus.

Y desde la última semana de marzo ha implementado nuevas acciones, entre las que destacan:

- Reducción del número de personas que se desempeñan en terreno, ya sea en unidades móviles o en las distintas plantas de producción de agua potable que operan en Santiago.
- Estricta vigilancia de las condiciones de salud del personal crítico que se encuentra operativo, con controles de temperatura diarios.
- Refuerzo permanente de medidas básicas como la segregación de instalaciones, la desinfección entre turnos y la disposición permanente de desinfectante en las instalaciones operativas.
- Levantamiento de las condiciones generales de salud de todos los integrantes de la organización, a través de una encuesta online. También ha implementado la modalidad de teletrabajo para todas aquellas personas que cumplen roles críticos y que presentan factores de riesgo, según lo dispuesto por las autoridades médicas.
- Cierre total de sus oficinas de atención a clientes.

Además, para enfrentar de mejor manera la grave escasez hídrica que vive la zona central del país y la crisis sanitaria provocada por el Covid-19, Aguas Andinas cerró un acuerdo con la Primera Sección de la Junta de Vigilancia del Río Maipo para disponer de 30 hectómetros cúbicos adicionales entre abril y agosto, volumen que se suma a los 218 ya acordados en septiembre de 2019.

El convenio permitirá asegurar que el embalse El Yeso acumule reservas por 100 hectómetros cúbicos hacia fines de agosto de 2020, el equivalente a lo registrado en la misma fecha de 2019. De esta manera, la compañía podrá afrontar el abastecimiento de la Región Metropolitana de manera más segura en caso que este invierno nuevamente presente escasez de lluvias.

Artículo publicado en InduAmbiente 163 (marzo-abril 2020), páginas 32-36.