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El Valor de los Rellenos Sanitarios

El Valor de los Rellenos Sanitarios

Pese a ser esenciales para cuidar la salud y el medio ambiente, los rellenos sanitarios afrontan diversos desafíos que los obligan a ser resilientes, subrayan en Consorcio Santa Marta.



En los alrededores de las ciudades, donde sus habitantes generan toneladas de residuos a diario, existen infraestructuras desconocidas para la gran mayoría, pero que son esenciales para gestionar la basura domiciliaria, resguardando la salud pública y el medio ambiente: los rellenos sanitarios.

A pesar de su relevancia, el desarrollo y operación de estas instalaciones enfrenta diversas dificultades, que van desde una percepción social desfavorable, un alto grado de complejidad en su gestión y en algunos casos un sesgo desmedido durante todo tipo de tramitaciones. Esto, sumado a la inexistencia de una tarifa regulada que reconozca las inversiones necesarias para cumplir con un estándar sanitario y ambiental adecuado, mantiene a sus empresas controladoras en un estado de permanente resiliencia para superar estos y otros desafíos.

Así lo plantea Pedro Rivas, Gerente de Medio Ambiente y Sustentabilidad de Consorcio Santa Marta (CSM), operador del relleno sanitario del mismo nombre, el segundo más grande del país: "Los rellenos sanitarios prestan un servicio de utilidad pública que es clave para el bienestar de las ciudades y sus habitantes. Sin embargo, enfrentan oposición desde su concepción y no cuentan con un reconocimiento tarifario justo que compense las inversiones y el alto estándar que deben mantener para cumplir con las exigencias técnicas, sanitarias y ambientales".

Al mismo tiempo recuerda que, aunque la Ley REP (Responsabilidad Extendida del Productor) y otras políticas públicas apuntan a fomentar el reciclaje y la valorización de residuos, los rellenos sanitarios seguirán siendo indispensables. "Nuestra estimación es que la tasa real de reciclaje en Chile no supera el 3%, por lo tanto, el 97% de los residuos en teoría debería llegar a rellenos sanitarios, debido a que sabemos que aún hay un porcentaje importante de residuos que se dispone en sitios no autorizados. Incluso en el mejor escenario, al menos un 60 a 70% de los residuos seguirán necesitando disposición final", sostiene.

El especialista añade que, desde el punto de vista económico, la tarifa por disposición final de residuos domiciliarios con transferencia intermedia incluida se encuentra en torno a los USD 25-30/ton, en comparación con la tarifa por el reciclaje de residuos que parte en USD 70/ton, vale decir, el costo por reciclar se incrementa en más de un 100%. Frente a ello, Rivas comenta que el fomento que se puede establecer a través de la Ley REP y otras normativas a futuro, como la ley de residuos orgánicos, permitirán generar mayores incentivos y fuentes de financiamiento para avanzar hacia estándares europeos, donde la tarifa por el mismo tipo de servicio y con infraestructura similar oscila entre USD 60-80/ton por transferencia y disposición final, mientras que la del reciclaje comienza en los USD 200/ton.

Y enfatiza: "Somos parte de la solución, no del problema. Nuestra sociedad debe avanzar hacia una economía circular y eso lo entendemos perfectamente. Todas las iniciativas que se implementen en este sentido vienen acompañadas de beneficios sociales y ambientales significativos. El tema de fondo es que, si estas instalaciones dejan de operar un solo día, se genera una emergencia sanitaria; eso ocurre en la actualidad y seguramente seguirá ocurriendo a futuro cuando se alcancen mayores tasas de reciclaje y de valorización de residuos, lo que muestra lo vital que son estas instalaciones para el funcionamiento adecuado de la ciudad".

Aporte al desarrollo

El relleno sanitario Santa Marta, ubicado en Lonquén, en la comuna de Talagante, procesa mensualmente unas 120.000 toneladas de desechos provenientes de 16 comunas de la zona sur de la Región Metropolitana (RM), lo que equivale aproximadamente al 36% de los residuos generados en Santiago. "Prestamos un servicio a más de 3 millones de habitantes y operamos bajo normas ISO que tienen estándares internacionales (ISO 9.001, 14.001 y 45.001). Tenemos una planta que utiliza la mejor tecnología disponible para tratar el lixiviado, que se encuentra en operaciones desde el año 2004, y una central de generación eléctrica que desde el año 2012 aprovecha el biogás que se capta del relleno y lo transforma en energía eléctrica que se inyecta al Sistema Eléctrico Nacional. Esta infraestructura, junto con un diseño estructural seguro, conforman el mayor estándar al que puede aspirar una instalación como ésta en cuanto al manejo de residuos", resalta Rivas.

El ejecutivo subraya el aporte de los rellenos sanitarios a una gestión segura de los residuos sólidos domiciliarios y las acciones permanentes que se deben ejecutar para minimizar cualquier tipo de impacto hacia el medio ambiente y evitar riesgos para la salud de la población. Asimismo, recuerda que estas instalaciones deben contemplar además un plan de cierre y de recuperación del terreno para evitar futuras externalidades una vez finalizada su vida útil.

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Pedro Rivas resalta que Consorcio Santa Marta opera con altos estándares que van más allá del cumplimiento normativo.

Añade que después del deslizamiento de residuos y posterior incendio en el relleno sanitario ocurrido en enero de 2016 se han implementado mejoras estructurales, tecnológicas y de gestión para garantizar que ese tipo de episodios no se repitan. "Nos dimos cuenta de que, aunque cumplimos con la normativa, tenemos que ir más allá. Hoy tenemos un relleno con mayor control al que le hemos incorporado más tecnología, apoyo con inteligencia artificial y profesionalización en prácticamente todas las áreas, lo que nos permite operar con más seguridad y con entrega de información en línea a la autoridad fiscalizadora", asegura el Gerente de Medio Ambiente y Sustentabilidad de Consorcio Santa Marta.

Además, señala: "El carácter de esencial implica que debemos funcionar ante la ocurrencia de eventos extremos como sismos de gran magnitud, pandemias u otras situaciones de fuerza mayor, para que el tema sanitario no sea un problema y la ciudad pueda seguir funcionando".

Dificultades

El ejecutivo advierte que, pese al rol fundamental que los rellenos sanitarios tienen en el resguardo de la salud pública y el medio ambiente, estas instalaciones afrontan diversos desafíos para responder de manera adecuada a las expectativas de las municipalidades usuarias en lo que respecta a un servicio eficiente y de las autoridades de fiscalización en cuanto al cumplimiento normativo.

Una de las principales dificultades es el alto estándar ambiental establecido en las respectivas resoluciones de calificación ambiental, en un sector que opera sin una tarifa regulada a través de la cual se pueda establecer una prestación estandarizada de este servicio, como ocurre por ejemplo en el área de tratamiento de aguas. "Las empresas del rubro debemos absorber costos crecientes derivados de mayores exigencias ambientales y eso es totalmente razonable. Además, a este tipo de instalaciones se les solicita un estándar más elevado que a muchas otras industrias y eso también es lógico. Lo que no cuadra es que entre un 80-90% de los hogares en Chile no paga derechos de aseo y eso contribuye a una desvalorización del servicio y obliga a que los costos sean asumidos por los municipios o el Estado", señala Pedro Rivas.

Agrega que otro desafío relevante es el desconocimiento ciudadano sobre lo que realmente es un relleno sanitario y todo lo que implica su operación. "Con frecuencia, las personas en general, incluso algunas autoridades, tratan a los rellenos sanitarios como vertederos, basurales o botaderos, lo que perpetúa su estigmatización. Así se hace más difícil transmitir el rol fundamental que cumplimos. La mayoría de la gente cree que con separar los residuos o sacar la bolsa de basura ya hizo su parte, pero el trabajo que viene después es enorme y eso pocas veces se visibiliza", sostiene.

Resiliencia y acciones

Sobre este escenario, Pedro Rivas plantea que las empresas concesionarias o propietarias de los rellenos sanitarios deben ser resilientes para seguir operando de forma continua y con altos estándares.

Explica que la resiliencia implica buscar soluciones para adaptarse y superar las dificultades técnicas y operativas en la medida que se va adquiriendo más experiencia. También requiere contar con una dotación de profesionales en todas las áreas de la empresa por la especialización que se necesita para manejar un relleno sanitario, lo que ahora se ha reforzado con el uso de inteligencia artificial (IA) para crear y utilizar modelos predictivos. Todo esto sin olvidar que hay un entorno ambiental y humano que resguardar y mantener permanentemente monitoreado.

De igual modo, indica que la resiliencia se traduce en mejorar la percepción social sobre la labor que realizan. "Trabajamos en mantener informada a las comunidades, en contratar mano de obra local y en generar diversos subcontratos por la prestación de servicios. Estas acciones nos han permitido crear polos de desarrollo donde las posibilidades son más bajas por el carácter rural o aislado de las zonas adyacentes al relleno, lo que indudablemente ayuda a mejorar la calidad de vida de estas localidades y a cambiar en parte la percepción ciudadana. O sea, tratamos de distanciarnos lo más posible de las externalidades negativas que pudiésemos producir, y al mismo tiempo, educamos de manera permanente a la ciudadanía respecto de la importancia de un relleno sanitario cuando los residuos domiciliarios son bien manejados. Para eso, abrimos las puertas a todas las autoridades, a todo tipo de instituciones y a la comunidad en general, de manera que se conozca el trabajo que desarrollamos con los más altos estándares de cumplimiento normativo", comenta.

Agrega que Consorcio Santa Marta se encuentra permanentemente apoyando iniciativas ambientales, sanitarias y sociales. A modo de ejemplo, en la localidad de Lonquén, aportó de manera significativa a la mantención de dos plantas de tratamiento de aguas servidas y otras acciones asociadas al monitoreo periódico de la calidad de las aguas superficiales y subterráneas, además de contribuir a la distribución de agua potable en sectores rurales cercanos al relleno afectados por la sequía. "Vale decir, no solo nos hacemos cargo de los impactos que genera nuestra actividad cumpliendo con todas las exigencias, sino que también buscamos mejorar la calidad de vida de las comunidades de nuestro entorno. Esperamos que así se entienda y se valore más el aporte fundamental que hacen los rellenos sanitarios al crecimiento local, y en este caso regional, cuando se hacen las cosas bien", concluye Pedro Rivas.

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RECUADRO:

Antofagasta

Otro caso emblemático que muestra la contribución que los rellenos sanitarios hacen al desarrollo de las ciudades es el de Antofagasta, donde Consorcio Santa Marta opera desde fines de 2019 el centro de gestión integral de residuos Chaqueta Blanca. Esta instalación se construyó con fondos de la Subsecretaría de Desarrollo Regional y, además de ser un depósito seguro para los desechos, cuenta con infraestructura para el reciclaje y para el compostaje de residuos orgánicos.

Su puesta en marcha permitió cerrar el basural de La Chimba que funcionó durante casi 50 años sin control, llegando a registrarse más de 200 personas viviendo en condiciones insalubres entre los residuos. "La apertura de este centro de tratamiento, tras nueve años de trámites y estudios donde las autoridades cumplieron un rol muy importante, no solo resolvió un problema sanitario, sino que también solucionó un problema social tremendo en el entorno de La Chimba. Con eso se demuestra cómo una instalación bien gestionada puede cambiar la vida de una ciudad. Pasamos de una situación crítica (emergencia sanitaria) a un estándar bajo normas ISO que se maneja de muy buena forma", asegura Pedro Rivas. Añade que el desafío ahora es aumentar la tasa de reciclaje y de compostaje "y, obviamente, estaremos atentos a que se materialicen los incentivos para seguir avanzando en ese sentido".

DATO:

120.000
Toneladas mensuales de residuos domiciliarios provenientes de 16 comunas de la RM, equivalente aproximadamente al 36% de todos los que se generan en Santiago, procesa el relleno sanitario Santa Marta. Así presta servicio a más de 3 millones de habitantes.

Artículo publicado en InduAmbiente n° 194 (mayo-junio 2025), páginas 60 a 62.