
Se nos acercan las elecciones presidenciales y, como en "pedir no hay engaño", tengo una pequeña lista de propuestas para los candidatos a La Moneda.
Parto por uno de los temas que más nos inquieta: el cambio climático. Como país, debemos ser parte de la solución más que del problema. Aunque nuestras emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) representan un 0.26% del total global, tenemos parte de los recursos que pueden ayudar a enfrentar este grave flagelo. Somos el principal productor de cobre del mundo con el 28% de la producción y contamos con una de las mayores reservas de litio. Esto debemos aprovecharlo y, de paso, atraer inversión extranjera e ingresos fiscales, ya que solo el cobre representa el 13% del PIB de Chile y el 55% de nuestras exportaciones. La requerida descarbonización seguirá necesitando más y más cobre para la electromovilidad y litio para las baterías, por lo que tenemos aquí una gran oportunidad.
Debemos seguir por la senda de la transición energética: Chile tiene hoy casi un 70% de capacidad instalada en energías renovables para la generación de electricidad. En este punto estamos bien y creo que el carbón dejará de ser competitivo dentro de unos pocos años cuando el almacenamiento en baterías sea más masivo. La pregunta del millón es ¿dónde debemos avanzar? En esto no debemos perdernos y fomentar la electromovilidad, ya que el transporte emite 26 millones de toneladas anuales de CO2. También queda mucho por avanzar en la electrificación de las industrias, toda vez que casi el 70% de nuestra energía primaria es fósil. Ahí hay oportunidades para limpiar nuestra matriz energética.
Hay que acelerar también la obtención de permisos ambientales sin bajar los estándares. Los "cuellos de botella" están identificados y es ahí donde debemos poner el foco. No puede ser que una RCA para una desaladora demore 10 años, especialmente considerando la crisis climática y que casi un 50% de nuestra población sufre de estrés hídrico.
Finalmente hay que avanzar en el financiamiento verde: promovamos en forma activa la utilización de instrumentos económicos para proteger nuestros hábitats y fomentar las energías renovables. Hagamos que la descarbonización y la conservación de nuestros hábitats sean un buen negocio para la banca. Hoy, tenemos algunos instrumentos que debemos profundizar como bonos verdes (un porcentaje importante de nuestra deuda soberana esta indexada al cumplimiento de metas ambientales), créditos temáticos y el mercado de carbono a través del fomento de la inversión extranjera para desarrollar proyectos que reduzcan las emisiones de GEI y generen más ingresos.
Detrás de cada problema hay una gran oportunidad.
Columna publicada en InduAmbiente n° 196 (septiembre-octubre 2025), página 46.
