Revista de descontaminación industrial, recursos energéticos y sustentabilidad.

Financiamiento climático y gestión de riesgos

Arturo Brandt
Senior Broker Tradition Green, Consultor Economía Baja en Carbono



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El sector energético es responsable del 78% de las emisiones anuales de gases de efecto invernadero en Chile, la mayor parte proveniente de la generación de electricidad y calor (35,7 millones de toneladas CO2e) y del transporte terrestre (26,9 millones). Por eso, para afrontar la “crisis climática”, se hace urgente seguir descarbonizando nuestra matriz energética y sumando energías renovables no convencionales (ERNC), cuya capacidad instalada hoy llega casi a 7.000 MW (26,4% del total).

Durante octubre de 2020, las energías renovables (ER) aportaron un 61% de la generación, y el carbón solo un 31%, pero es necesario continuar avanzando. Para eso se requiere que los precios de las ER sean menores a los combustibles fósiles, y que el trabajo del sector financiero evalúe los riesgos climáticos de ciertos proyectos.

La transición energética trae importantes desafíos para el financiamiento de proyectos de generación, en un mercado más flexible, con precios de energía a la baja. La energía solar, cuyo valor de desarrollo ha caído en un 89% durante los últimos 10 años, y la eólica (onshore), con una baja de un 70% en igual periodo, son buenos ejemplos.

Si bien esto es favorable para la descarbonización, la baja acelerada de precios también podría afectar el financiamiento de las renovables, ya que para obtener el financiamiento de la banca en muchos casos se requieren contratos de compraventa de largo plazo, lo que en la práctica no está ocurriendo.

Durante 2018, a nivel mundial, las inversiones en ER alcanzaron un valor de USD 322 billones. Si queremos cumplir con las metas del Acuerdo de París y otros objetivos nacionales, como la carbono neutralidad a 2050 que según el Ministerio de Energía traerá beneficios por USD 37 mil millones, debemos acelerar el paso en forma considerable.

Para asegurar un futuro “climáticamente seguro”, las inversiones globales en ER deberán casi triplicarse y llegar a los USD 800 billones al año 2050.

El 86% de las inversiones en renovables proviene de fuentes de capital privado. El restante 14% viene del sector público, que juega un rol clave para reducir riesgos, barreras y atraer inversionistas privados.

Para lograr una transición exitosa hacia la descarbonización también es fundamental que el sector financiero local evalúe en forma detallada los riesgos -regulatorios, físicos, reputacionales y de litigación, entre otros- que significa invertir en tecnologías intensivas en emisiones de CO2 y actúe en consecuencia.

Como se indicó anteriormente, durante 2018 se invirtieron en el mundo USD 322 billones en renovables, la mayor parte en generación eléctrica. La inversión en combustibles fósiles, en tanto, alcanzó los USD 933 billones, de los cuales USD 127 fueron para generar electricidad. Y eso sin hablar de los subsidios, que son mucho más favorables para los fósiles que para las renovables.

Es tiempo de actuar en forma decidida para cambiar esta realidad.

Columna publicada en InduAmbiente N° 167 (noviembre-diciembre 2020), pág. 55.