Revista de descontaminación industrial, recursos energéticos y sustentabilidad.

Océanos de Esperanza

Océanos de Esperanza

Destacamos las más recientes iniciativas impulsadas en América Latina para proteger y conservar los océanos, cada vez más impactados por flagelos como el cambio climático y la contaminación.



Si pudieran hacerlo, las ballenas jorobadas, sei y azules; el delfín chileno, los chungungos; los lobos marinos; y colonias de aves marinas como pingüinos, cormoranes y fardelas que habitan o transitan por el sur del territorio nacional, mostrarían su contento y agradecimiento por una gran noticia. ¿Cuál? La reciente creación del Parque Marino Tic Toc-Golfo Corcovado, ubicado en la ecorregión chiloense, frente a Quellón, en la Región de los Lagos, con una extensión de 1.019 kilómetros cuadrados.

El solo hecho que en esa zona está presente al menos el 10% de la población mundial de ballenas azules, refleja la importancia de impulsar dicha iniciativa.

Esa parte del Chile Austral tiene una riqueza biológica inigualable, una gran presencia de krill –vital para la sobrevivencia de los cetáceos–, y un alto nivel de pristinidad. "Es el resultado de una combinación de variables oceanográficas y climáticas únicas", destacan en el Ministerio del Medio Ambiente.

La titular de la cartera, Maisa Rojas, plantea que "con la creación de este parque marino se marca un hito en el trabajo para el establecimiento de la red de áreas marinas protegidas costeras en el borde continental".

Consciente de la necesidad de proteger los océanos, nuestro país también avanza en la implementación, a través de una alianza público-privada con la Fundación MERI, del proyecto "The Blue BOAT Initiative". Su objetivo es la conservación de las ballenas por ser una especie fundamental en el bienestar de los ecosistemas marinos de la Patagonia chilena y por su papel en la mitigación del cambio climático mediante la captura de dióxido de carbono (CO2).

Además, el Ejecutivo impulsa el desarrollo de una red de corredores verdes para el transporte marítimo. También promueve la creación de un área marina protegida en las cordilleras submarinas de Nazca y Salas y Gómez en alta mar del Pacífico Sur, una zona de enorme biodiversidad marina y clave en la sostenibilidad de los ecosistemas aledaños. Asimismo, pretende, en conjunto con Argentina, establecer otra área marina protegida en la Antártica de unos 650 mil kilómetros cuadrados; y se incorporó recientemente al Foro de las Islas del Pacífico, un espacio relevante para discutir estrategias de resguardo del Pacífico Sur y de integración entre los países ribereños.

Emergencia Oceánica

A fines de junio pasado, la Ministra Rojas y una numerosa delegación chilena participó en la 2ª Conferencia de los Océanos de Naciones Unidas, desarrollada en Lisboa (Portugal), ocasión en que el Secretario General de la entidad, António Guterres, sostuvo que "hoy nos enfrentamos a lo que yo llamaría una emergencia oceánica", describiendo cómo los mares han sido golpeados por el cambio climático y la contaminación.

Cabe resaltar que los océanos generan el 50% del oxígeno que respiramos y proporcionan proteínas y nutrientes esenciales para miles de millones de personas cada día. Por si fuera poco, absorben alrededor de una cuarta parte de la contaminación por CO2 pese a su considerable aumento en los últimos 60 años. Esto ha causado que el agua del mar se acidifique progresivamente, amenazando las cadenas alimentarias acuáticas y la capacidad de los ecosistemas marinos para absorber carbono.

Para peor, como los océanos absorben más del 90% del exceso de calor provocado por el calentamiento global se han generado olas de calor marinas masivas que están acabando con los arrecifes de coral, vitales para la supervivencia de miles de especies, ampliando las zonas muertas carentes de oxígeno.

A lo anterior hay que sumar la sobreexplotación de los recursos marinos costeros, incluyendo la pesca ilegal no regulada y no documentada, el desarrollo urbano no planificado en áreas litorales y el vertimiento de aguas servidas sin tratamiento al mar.

Tanto o más dañina es la creciente contaminación de los mares, principalmente a causa de los residuos plásticos. Según un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), si se mantienen las tendencias actuales, el vertimiento de dichos desechos a los océanos casi se triplicará en 2060, alcanzando mil millones de toneladas anuales.

Frente a este desolador panorama, cabe preguntarse: ¿qué resultados tuvo la conferencia en Lisboa? Tras reconocer el "fracaso colectivo" del pasado, en la declaración final los líderes mundiales pidieron más ambición para garantizar que se aborde el grave estado de los océanos, y admitieron con franqueza estar "profundamente alarmados por la emergencia global a la que se enfrenta el mar".

En un comunicado, la ONU expuso que "tras abogar por un cambio transformador, los líderes destacaron la necesidad de abordar los efectos acumulativos del calentamiento global sobre los océanos, incluyendo la degradación de los ecosistemas y la extinción de especies".

Entre los compromisos surgidos está, por ejemplo, la iniciativa "Desafío de Proteger Nuestro Planeta", que invertirá al menos 1.000 millones de dólares para apoyar la creación, ampliación y gestión de áreas marinas protegidas para 2030.

Además, los países prometieron proteger al menos el 30% de sus zonas marítimas al 2030; lograr la carbono neutralidad para 2040; reducir la contaminación por plásticos; aumentar el uso de energías renovables; y destinar miles de millones de dólares a la investigación sobre la acidificación de los océanos, y a proyectos de resiliencia climática.

Situación Regional

En América Latina y el Caribe, los ecosistemas marinos muestran una reducción de los stocks de peces y fauna marina, así como una menor abundancia, densidad y cobertura de coral a causa de olas de calor marinas. También se han registrado cambios en el plancton y pérdidas de ecosistemas de humedales.

Así lo revela un informe del Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), que sostiene que esta zona del mundo alberga una de las áreas marinas productivas más importantes del mundo, con una biodiversidad única que representa una porción significativa de ésta a nivel mundial. Por ejemplo, es hogar del Sistema Arrecifal Mesoamericano, la segunda barrera de coral más grande del planeta. "La región cuenta con el 18% de las ecorregiones marinas globales y tiene 47 de las 258 ecorregiones marinas del planeta", destaca la publicación.

Durante la Conferencia de los Océanos, CAF anunció que destinará 1.250 millones de dólares en los próximos cinco años para diseñar e implementar proyectos y programas que promuevan la denominada economía azul en América Latina y el Caribe. Los recursos se invertirán en: la restauración de ambientes marinos y costeros, implementar energía marina renovable, el impulso a la pesca y acuicultura sostenibles, el manejo costero integrado, soluciones basadas en la naturaleza, el pago por servicios ecosistémicos, ecoturismo y el mejoramiento del manejo de áreas marinas protegidas, principalmente.
En ese marco, uno de los primeros proyectos que financiará CAF es el convenio para la protección del Corredor Marino del Pacífico Tropical Oriental, una región compartida por Colombia, Costa Rica, Ecuador y Panamá que incluye áreas coralinas, paso de grandes especies migrantes, reptiles y numerosos tiburones.

El Banco Europeo de Inversiones aprovechó la misma instancia para anunciar que aportará 150 millones de euros adicionales a toda la región del Caribe como parte de la iniciativa "Océanos Limpios" para mejorar la resiliencia climática, la gestión del agua y el manejo de los residuos sólidos.

Hasta ahora, Chile, Costa Rica, Colombia y Panamá son los únicos países de Latinoamérica que alcanzaron la meta de proteger el 30% de sus océanos, mientras que República Dominicana y Uruguay prometieron hacerlo para 2030.

Una de las iniciativas más destacadas que hoy en día se promueven en la región en este ámbito es el Corredor Marino de Conservación del Pacífico Este Tropical, que avanza en la protección de la biodiversidad y el aseguramiento del uso sostenible de esa porción del Océano Pacífico. Considera unir las áreas protegidas de Malpelo, Gorgona, Coiba, Galápagos y Cocos, situadas en Ecuador, Costa Rica Panamá y Colombia.
De más reciente creación es la Coalición de las Américas para la Protección del Océano Pacífico, que lidera Chile con la participación también de Colombia, Perú, Costa Rica, Ecuador, Panamá, Canadá, México y Estados Unidos. Abarca desde Alaska hasta la Patagonia y busca incrementar, con reconocimiento legal, la protección de las áreas marinas y su biodiversidad.

Hace algunas semanas, en tanto, Perú y Chile lanzaron el proyecto binacional Humboldt II para proteger el ecosistema propio de esta corriente marina que se genera frente a las costas de ambos países. Esto, ante amenazas como la pesca ilegal, la contaminación del mar, la explotación no óptima de sus recursos y el cambio climático.




DATOS:

7
Parques y 5 reservas marinas tiene hoy Chile bajo protección, lo que lo posiciona como el país de la región con mayor superficie marina bajo resguardo: 42% de su zona económica exclusiva. Esto implica 6.435 km de costa y cerca de 1.500.000 km2 de áreas marinas.

3
Millones de metros cuadrados, aproximadamente, tendría el área marítima protegida más grande del planeta. Su negociación está avanzada y abarcaría la Antártica Oriental y el mar de Weddell.

Artículo publicado en InduAmbiente n° 177 (julio-agosto 2022), páginas 80 a 82.