Revista de descontaminación industrial, recursos energéticos y sustentabilidad.

A Reducir el CO2

A Reducir el CO2

Acelerar la baja de reducción de estas emisiones es urgente. La ONU plantea algunos retos.



El 2020 igualó al 2016 como el año más caluroso alguna vez registrado pese al enfriamiento que generó el fenómeno de La Niña. Una mala noticia que precede a una peor: la década 2011-2020 fue la más calurosa de la historia, cerrándose 2020 con una subida de 0,4 grados centígrados más que en 2019 y 1,25 °C por sobre la media de la era preindustrial. Esto, según el informe anual del servicio Copernicus, el programa europeo de observación y vigilancia de la Tierra.

"Estas temperaturas récord evidencian la urgencia de actuar contra el calentamiento global", expresa el reporte, que subraya que los efectos del cambio climático son cada vez más visibles en todo el planeta.

¿Cómo se expresan? A través del deshielo de los casquetes glaciares, rachas de calor excepcionales, precipitaciones diluvianas y temporadas récord de huracanes, como la última en el Caribe.

Efecto Covid-19

Según el "Informe sobre la brecha en las emisiones del 2020", elaborado por un comité de expertos del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma), las emisiones de dióxido de carbono (CO2) podrían haber descendido alrededor de un 7% en el 2020 (rango de entre 2% y 12%) en comparación con los índices del 2019 a causa de la pandemia.

Pero pese a que las emisiones de CO2 fueron inferiores en 2020, el reporte precisa que las concentraciones atmosféricas derivadas de los gases de efecto invernadero (GEI) más destacados (CO2, metano y óxido nitroso) "se mantuvieron al alza tanto en el 2019 como en el 2020. Para que el calentamiento global se estabilice, es imprescindible que la reducción en las emisiones se mantenga para llegar a las cero emisiones netas de dióxido de carbono, lo que provocará el apogeo del calentamiento global y su descenso a partir de entonces".

Agrega que la crisis sanitaria solo ha desencadenado la disminución a corto plazo de las emisiones mundiales de GEI y no aportará una contribución de peso a la reducción de las emisiones para el 2030 "a menos que los países aspiren a una recuperación económica que incluya una descarbonización enérgica".

El reporte entrega detalles: "Se espera que las secuelas de la desaceleración generalizada de la economía debido a la pandemia y las respuestas asociadas al rescate y la recuperación traigan aparejadas un descenso de las emisiones mundiales de GEI de entre aproximadamente 2 y 4 GtCO2e para 2030 con respecto a la situación anterior al Covid-19 considerando las políticas vigentes. Esta conjetura presupone que las emisiones de CO2 bajarán de forma pasajera y después reproducirán el ritmo de crecimiento anterior a 2020". También plantea que el único escenario en el que las proyecciones muestran una disminución sustancial de las emisiones mundiales de GEI para 2030 es con una recuperación económica post pandemia que asuma la descarbonización como un proceso muy necesario. Esto podría traducirse en que las emisiones mundiales de GEI se situaran en 44 GtCO2e para el 2030, 15 GtCO2e menos (algo más del 25%) que antes de la llegada del Covid-19.

El documento destaca, asimismo, una buena noticia que dejó el 2020 en materia de políticas climáticas: la firme determinación de muchos países de alcanzar las cero emisiones netas en torno a mediados de siglo. "Para que estos compromisos sigan siendo viables y creíbles, es esencial que se conviertan inmediatamente en políticas y medidas sólidas a corto plazo y que se reflejen en las Contribuciones Nacionales Determinadas (CDN)", afirma. No obstante, el Pnuma lamenta que la mayoría de los miembros del G20 -el grupo de países más poderosos del mundo que representan el 85% de la economía mundial y el 78% de las emisiones totales de GEI- no estén bien encaminados para cumplir sus compromisos de CDN al 2030. En concreto, solo nueve de ellos están en vías de lograrlo.

Desafíos a Enfrentar

Aunque deja en claro que las actuales CDN no son suficientes para lograr los objetivos climáticos del Acuerdo de París, trayendo aparejadas un incremento de la temperatura del planeta de al menos 3 °C a finales de siglo, el informe acota que este pesimista panorama podría morigerarse: "las metas que se han anunciado en relación a las cero emisiones netas moderarían este aumento en alrededor de 0,5 °C si las CDN a corto plazo y las correspondientes políticas se armonizan con los propósitos de alcanzar el cero neto", puntualiza. Además, hace un llamado a los países a aprovechar las medidas de rescate y recuperación financiera para acelerar su transición a un modelo de bajas emisiones de carbono. "No es demasiado tarde para aprovechar las oportunidades que surjan en un futuro, de lo contrario es probable que nos alejemos todavía más de los objetivos del Acuerdo de París", expresa.

Por otra parte, reafirma que los marcos normativos vigentes para remediar el problema de las emisiones son endebles. En específico, asegura que "se necesitan políticas complementarias para reducir la brecha entre las trayectorias actuales del transporte marítimo y la aviación y las de emisiones de GEI que son compatibles con los objetivos del Acuerdo de París relativos a la temperatura".

Al respecto, cabe indicar que aproximadamente el 70% de las emisiones de GEI de ambos sectores se producen en el ámbito internacional y no se incluyen en los totales nacionales que se comunican a la Convención Marco de la ONU sobre Cambio Climático. "Estas nuevas políticas deben ser el motor de los cambios en la tecnología, las operaciones, y el uso y demanda de combustibles", señala el texto.

El reporte del Pnuma recuerda también que cerca de dos tercios de las emisiones mundiales están vinculados a actividades domésticas. De ahí que invite a "reducir las emisiones mediante la introducción de cambios en nuestra forma de vivir, lo que implica transformar tanto las condiciones sistémicas en general como las acciones a nivel particular". En relación con lo anterior, revela la importancia de mejorar la equidad como pilar fundamental para abordar los modos de vida y su vínculo con el calentamiento global. Esto, dado que las emisiones del 1% más rico de la población mundial equivalen a más del doble de la suma de las emisiones del 50% más pobre.

Artículo publicado en InduAmbiente 168 (enero-febrero 2021), páginas 82-83.