Revista de descontaminación industrial, recursos energéticos y sustentabilidad.

A Hierro y Fuego

A Hierro y Fuego

Con prevención y EPP, los riesgos asociados a la soldadura se minimizan.



Desde tiempos antiguos el hombre ha fundido los metales para construir objetos como las espadas y otros artilugios con fines diversos. Existen manuscritos que detallan el hermoso trabajo en metales realizado en la época de los faraones de Egipto, como también en el Antiguo Testamento se menciona este oficio con frecuencia.

En la actualidad, la soldadura es un proceso de importancia central en la industria, sobre todo la metalúrgica, donde el 90% de los conjuntos (piezas armadas) se ensamblan a través de este método.

Se entiende por soldadura al proceso en el que se realiza la unión de dos materiales, generalmente metales o termoplásticos, usualmente obtenida a través de fusión, en la que los elementos se sueldan derritiéndolos a ambos y agregando un material de relleno derretido (metal o plástico). Éste, al enfriarse, se convierte en un empalme fuerte.

Otro método es calentar las piezas hasta que se ablanden lo suficiente para luego unirlas con un martillo a presión.

Hoy existen variados tipos y técnicas de soldadura, tales como el oxicorte, TIG, arco manual, arco sumergido y MIG, por nombrar algunos. Cada una de ellas conlleva una amplia variedad de riesgos para la salud y la seguridad del trabajador.

Por su propia naturaleza, la soldadura produce humos y ruido, como también emite radiación. Asimismo, hace uso de electricidad o gases y puede provocar quemaduras, descargas eléctricas, incendios o explosiones.

El trabajo sin contar con la seguridad apropiada puede acarrear serios problemas los que, sin embargo, con medidas de prevención efectivas y elementos de protección adecuados se pueden minimizar y también la accidentabilidad asociada.

Fusión Segura

Para mitigar los riesgos y así no exponer la salud e integridad física del trabajador es preciso adoptar una serie de precauciones. Así lo señalan en Construmática, quienes indican que uno de los riesgos más significativos es el de quemaduras. Para prevenirlas, recomiendan que los soldadores usen ropa de protección, así como guantes de cuero gruesos y chaquetas protectoras de mangas largas, de manera de evitar la exposición al calor y llamas extremos.

Además, el brillo del área de la soldadura puede producir la inflamación de la córnea y quemar la retina. Al respecto, los expertos comentan que el casco de soldadura y los lentes protectores protegen convenientemente de los rayos UV.

Por otra parte, los especialistas hispanos advierten que quienes se encuentren cerca del área de soldadura, tienen que ser protegidos mediante cortinas translúcidas hechas de PVC, aunque éstas no deben ser usadas para reemplazar el filtro de los cascos.

Sumado a lo anterior, también es frecuente la exposición a gases peligrosos y a partículas finas suspendidas en el aire.

“Los procesos de soldadura a veces producen humo, el que contiene partículas de varios tipos de óxidos, que en algunos casos pueden provocar patologías tales como la fiebre del vapor metálico”, sostienen en Construmática.

Y agregan que muchos procesos producen vapores y gases como el dióxido de carbono, ozono y metales pesados, que pueden ser peligrosos sin la ventilación y el entrenamiento adecuados.

Adicionalmente, subrayan que el uso de gases comprimidos y llamas en varios procesos de soldadura, conlleva el riesgo de explosión y fuego. En ese sentido, estiman que algunas precauciones comunes incluyen la limitación de la cantidad de oxígeno en el aire y mantener los materiales combustibles lejos del lugar de trabajo.

Lea el artículo completo en Revista InduAmbiente N° 134, págs. 70-73.