Revista de descontaminación industrial, recursos energéticos y sustentabilidad.

EN FRANCA RECUPERACIÓN

EN FRANCA RECUPERACIÓN

Humedal del río Cruces muestra favorable evolución, tras desastre de 2004.



La población de cisnes de cuello negro, la avifauna presente en el ecosistema, la presencia de luchecillo y la calidad del agua muestran claras señales de recuperación, una década después del cambio ambiental ocurrido en el humedal del río Cruces. Esas son las principales conclusiones de un reciente y completo estudio sobre el estado actual de dicho ecosistema y de sus ríos tributarios. El trabajo fue desarrollado en el marco de las medidas reparatorias determinadas por el Primer Juzgado Civil de Valdivia en su fallo del 27 julio de 2013, el cual estableció además que la planta de celulosa que la empresa  Arauco opera en la zona tuvo responsabilidad en el daño ambiental constatado en el año 2004.

El diagnóstico fue realizado por investigadores de las universidades Austral, de Concepción y Santo Tomás, y su ejecución tuvo su génesis durante 2013 y 2014, tras la constitución de un Consejo Científico Social, encabezado por Arauco y el Consejo de Defensa del Estado (CDE). Esta instancia destacó por su amplia participación multisectorial, bajo un modelo de diálogo y acuerdos público-privado inédito en Chile. La aplicación y ejecución de las cinco medidas establecidas en la sentencia judicial, se definieron bajo premisas como su excelencia técnica, su legitimidad social y factibilidad financiera.

Restauración Natural

“El ecosistema del humedal del río Cruces presenta una variabilidad normal de los componentes bióticos y abióticos estudiados”, indicó el doctor Eduardo Jaramillo, durante la presentación de los resultados del estudio realizada a mediados de junio. El académico de la Universidad Austral de Chile (UACh) lideró el equipo científico multidisciplinario que durante 13 meses desarrolló 15 estudios específicos en un área de 5 mil hectáreas en torno al humedal que incluyó también los ríos Tambillo, Cudico Cayumapu, Nanihue y Pichoy.

El trabajo concluyó además que la estructura de los componentes bióticos afectados (luchecillo, cisne de cuello negro, taguas y tagüitas) se acerca a la situación ambiental conocida antes de 2004, lo que demuestra la resiliencia y capacidad de restauración natural del ecosistema estuarial.

El diagnóstico también da cuenta de una mejoría en la calidad del agua y una disminución en la presencia de metales pesados en las especies acuáticas, como el luchecillo y el huiro, que poco a poco han vuelto a cubrir el humedal. Esto ha posibilitado el repoblamiento de las aves, especialmente a partir del año 2012 en el caso de los cisnes y del año 2013 en las taguas.

Jaramillo detalló: “La calidad del agua fue evaluada por medio de la Guía CONAMA del 2004 y, respecto a su uso como agua para regadío, por la Norma Chilena 1333. Los parámetros evaluados se encuentran bajo los límites máximos permitidos para este uso”. Y añadió: “Los resultados comparativos de concentraciones de metales pesados en el agua con estudios de riesgo ecológico anteriormente realizados son coincidentes con las conclusiones anteriores. Los estudios hidrográficos realizados permiten explicar las mayores concentraciones de metales pesados en el humedal versus sitios ubicados fuera del mismo. Las concentraciones de dioxinas y furanos en el agua son muy menores a las aceptadas por la US EPA para el consumo de agua potable de Estados Unidos”.

El estudio completo se puede revisar en www.uach.cl

Medidas Reparatorias

Eduardo Jaramillo señaló que “nuestro equipo de trabajo ha tenido una relación muy franca con Arauco. En base a eso puedo decir que sí han cambiado las prácticas de esta empresa”. También concluyó que es compatible la actividad productiva de la compañía con el desarrollo del humedal, y que será necesario continuar con el seguimiento ambiental en la zona, tal como se ha establecido en las medidas reparatorias.

Lea este artículo completo en la edición 135 de InduAmbiente, páginas 30-31.